martes, 16 de junio de 2009

El largo y chafogoso verano


Empiezo estas líneas sin mucha aliento, la verdad. De hecho, acabo de llegar a casa resoplando como una mala cosa, parezco un toro de lídia. Por si alguien no se había enterao el verano ya está aquí. Noshajodíomayoconlasflores.

Esta mañana tras ingerir una manzanita para darle al cuerpo un poco de ¡¡¡¡¡¡¡asssúuuuuuuuuuccaaaaaaaa!!!!!!!, me he dirigido al gimnasio a hacer clase de spinning venido a cycling que queda más in. (snobs de kaka.- Endetotá es pegar el culo a una bici estática y empezar a pedalear como un gilipollas hasta que o tú o la bici salís despedíos, ya me dirás).
En fin, me han cambiao la profa y ésta nos ha pegau un tute majo, majo. No me han quedau fuerzas casi ni para ducharme. He tenido que coger aire unas cuantas veces en el banquito del vestuario antes de decidirme a ponerme bajo el chorro de la ducha y quitarme todas las cascarrias acumuladas en el penoso intento de ponerme el culo mirando a Pamplona.

Luego me he personao en mi chez, me he maqueao mejor (hoy he queau pa comer) y me he enchufao en el metro para luego presentarme puntual-meng a clases de run-run.
Previo a la clase, he pasau por el bar al que suelo ir cada día y hoy hemos estau departiendo con el muchachote (amo del bar) de cómo va el país: de putas pestes, vamos.
Cuando el amo ha empezau a despotricar más de la cuenta y los decibelios han alcanzao ese puntito límite que uno ya no soporta, he pagau y me he largau a encajarme en el coche para hacer la práctica diaria.
So pena de dejar a tó el mundo muerto, me he cambiao los zapatos en el bar por unas bambas fantásticas que evitan que me coja rampa cuando conduzco. Al único que hubiera matao era al amo y tal y como estaba hoy, no resultaba una gran pérdida.

Se me han salido los ojos de las cuencas al ver cómo salía el profe del coche y la alumna anterior al mendas escribiente: chopos, chopos. Ni os cuento el asquito que me ha dau cuando me he sentao y me percato de que al igual que la camiseta, también ha dejado empapao el asiento del coñductor.
He hecho unos cuantos “oooms” y con cierto reparo, he empezao la práctica. El sol caía a plomo. A ver si hay alguien por ahí que controle el soplete a eso de las doce del mediodía porque así no hay quien lo aguante. Cuando he terminau estaba al punto perfecto de cocción, no digo más. He pasau por delante de un restaurante y he visto cómo el chef me miraba con cara de querer partirme en varios trozos y ponerme en un plato con guarnición.

Después de comer con mi coleguilla, se me ha antojao ir a dar una vuelta por Ramblaluña y aquí sí que ya lo he flipao en colores. Literalmente. He empezau a salivar sin salivar porque se me ha evaporao todo el líquido corporal y no me ha quedado otro remedio que enchufarme en un bus y venirme a estocinarme a casa a ver si se me pasa el chungo que me ha sobrecogido.

Estoy por salir a la calle tipo San Bernardo, con el barrilete puesto. Lleno de agua, eso sí, no vaya a ser que si le pongo güisky o coñac entre práctica y práctica acabe “sisinando” a alguien.
Me voy a enchufar un ventilador al culo para ir desplazándome por Barcelona, como voy a tener que poner el trasero prieto incluso tengo suerte y pierde tamaño y gana fortaleza muscular.

Toppoasfixiao