domingo, 23 de agosto de 2009

pegando el cante


Regresamos a Pangkalan Bun, tenemos agenda apretá pa largarnos pa otro sitio al día siguiente. Esta vez toca Banjarmasin. Me ha encantao estar en el Klotok si no fuese porque las "puertas tipo" están hechas para tamaño hobbit y no he parao de darme coscorrones y topetazos cada vez que me levanto de noche parar ir al lavabo. El último golpe que me he dao no me ha rebanao el cerebro de milagro, me ha salido un bulto en la testa guapo-guapo y la peña me empieza a hacer fotos como si yo fuera un bicho que forma parte del paisaje autóctono. No me va nada bien.

Ya tengo ganas de plantificarme en el hotel para tomar una ducha como dios manda. Angelico. Cuando llegamos a la habitación, las sábanas, antaño blancas, son de un color indefiniblemente mortecino. Y yo que me preocupé en su momento porque nos requisaban el jabón pa lavar la ropa...Si aquí la mierda hace de abrigo. No sé por qué coño, con el calor que mete...
En el baño un batallón de porquería en las paredes nos hace la ola, así que hay que meterse con el traje de buzo y las chanclas como segunda piel. Uno también acaba acostumbrándose a eso por estos andurriales.
Sorpresa, sorpresa hay que poner el despertador megapronto pa largarse al aeropuerto de nuevo.
El gobierno indonesio no me cae nada bien, nos hacen pagar tasas de aeropuerto en todas partes, un oriundo nos cuenta que es para la corrupción local. Mola.

Tampoco sé en qué hora vivo, entre otras cosas porque en cada sitio donde aterrizamos ha habido cambio horario, ¡la leche! qué de grandote es este país.

Banjarmasin, ciudad sin ley, otra urbe que se extiende a lo largo de un río bastante grande e igual de cerdo o más que el visitado anteriormente. El comunicarse se complica porque aquí sólo hablan bahasa y mi diminuto cerebro de roedor ya no retiene más cosas.
Hora del papeo. Nos personamos en un restaurante, por así decirlo, y esperamos a que nos traigan la carta, en su lugar empiezan a traernos platos y más platos de OINI'S (objetos a ingerir no identificados). Resulta que por aquí la movida es la siguiente: te llenan la mesa de comida y tú comes lo que quieras y luego viene el camarero y repasa plato por plato a ver lo que has guarreao.
Lo flipamos, nos han puesto hasta huevos de tortuga. Cabe decir que aunque no se puede reconocer casi nada, todo está muy bueno. (hemos pasao de la tortuga y de sus huevos).
Potter y yo hemos empezao a entrar en estado de saturación ya que la base del alimento es el arroz y llevamos así cinco días.
Como no hemos pillao ninguna bacteria por el camino, estamos en plan retención total y absoluta. Es oficial: Nos proclamamos en huelga intestinal.
Vamos a tener que tomar parte en el asunto. Por la mañana toca hacer transfusión de café de éste que tienes que esperarte como media hora para que el poso sedimente en el fondo de la taza.
Aquí hemos encontrao una morada guay. Está limpia, y yo contento, porque aunque soy roedor, soy pulido de mena.
Los únicos especímenes que vienen a saludar son unas cuantas nubes de mosquitos que nos hacen embadurnarnos de Relec hasta los dientes. Sensación, cuanto menos, rara, porque cuando uno sale a la calle, se ha de untar también de protector solar para no carbonizarse y esto se convierte en un pastiche que me da un brillo iridiscente pasao de vueltas. Decido no aparecer en fotos hasta más ver. Presumido que es uno.

Como decidimos estar un día más por estos parajes, entramos en contacto con un guía que nos comenta que podemos ir a visitar una mina de diamantes, ir al mercado y hacer una ruta en canoa por el río. Decidimos ir, se apuntan un dueto de hermanas vascas y nos vamos los 4 a hacer rutilla.
Se me olvidaba comentar que Banjarmasin es una ciudad 100% islamista y que hemos coincidido con el inicio del Ramadán. Esto significa que de normal, si los mujaidines ya dan por saco llamando a la oración 5 veces al día, en el mes del Ramadán ésto es corregido y aumentao. Nuestra habitación no tiene vistas pero sí tiene un megáfono enchufao en la ventana y nos ha ido despertando cada 2x3, con el consiguiente "cubri-meng de cor". Valga decir también que los tapones orejiles no han surgido efecto. Aquí gritan y mucho.

Nos vamos arrastrando ojeras a ver las minas. Este mes tampoco seré portada del Vogue.
Llegamos allí y no encontramos ni a Blas. El capullo del guía (porque lo es) nos dice que no se había enterao que al ser el primer día de Ramadán, la gente no va a trabajar. Menuda tomadura de pelo y el muy imbécil aún se espera que compremos algo de los vendedores de piedruscos que nos asaltan por el camino.
Acto seguido nos dirigimos al mercado. Aquí sí que hay color. Preparan una cantidad de pasteles por el Ramadán de la hostia con colores fosforito, me confunden con los pasteles porque todavía no he absorbido el mejunge del Relec con la crema solar.

No dan ganas de comerse los pasteles, pero sí de hacer un montón de afotos. Los huevos también son de color rosa, los de comer, se entiende. Los otros ni puta idea, aquí van demasiao tapaos para intuirlo siquiera. Cosa que por otra parte carece de cualquier tipo de interés.

Pasamos por la zona del pescao y a mí, que tengo la pituitaria muy desarrollada y extrasensible, me coge un mareo del copón. Emito algún gorgorito pero no arrojo, y paso como una exhalación por la zona. Decido ubicarme en un sitio menos hedoroso.
Las vascas y Potter se han entusiasmao con la compra de un melón y yo con el macro de la cámara que acabo de descubrir. (voy lento pero seguro).
Ataque de deshidratación, invadimos una tienda para pillar coca cola y agua. Que no sea del tiempo, que nos vamos a morir del asco. Nos conminan a tomarlo todo dentro del coche. Parece ser que no se puede ni fumar, ni beber, ni comer en público hasta las 18.30h.
Seguimos rutilla hasta la zona del río dónde Potter, el guía y yo nos vamos a subir a la canoa. Así que soltamos a las vascas y quedamos pa cenar.
Se me ha instalao una mueca de asquito en el jeto. El río está hecho unos zorros de mugre y cuando empezamos el desplaza-meng corrijo y aumento la mueca porque la peña bebe, se baña y lo hace todo en el río. De todos modos, el entorno es espectacular: campos de arroz, palmerillas y plataneros, lástima de las cascarrias que corretean por todas partes.
Potter y yo parecemos los reyes o la Infanta Naranja o la Infanta limón porque todo el mundo saluda y estamos con la mano en alto todo el rato.
Fin del trayecto. Nos apeamos e intentamos regatear al guía porque ha sido un pencas con la visita de la mañana y pasamos de que nos tome el pelo. Nos lo toma.
Nos largamos con el rabo entre las patas. Potter en sentido literal, yo en el figurado. Y nos ponemos manos a la obra para pillar otro guía y largarnos a por el trekking en la jungla...
Arreglao lo del trekking nos vamos a cenar con las vascas a un restaurante que aparece en la guía. Cuando llegamos lo flipamos porque es además un karaoke y hay una mesa enorme de tíos cenando. Se van turnando el micro y van pegando el cante.
Nos unimos al cachondeo dando palmas. No sé si les tocamos la moral o les hacemos gracia. La cuestión es que nos obligan a salir a cantar. Así que una de las vascas y el mendas salimos a hacer una actuación estelar. Cuánto se han perdido en operación triunfo.
La parroquia aplaude hasta que se les caen las manos.
He sacao el artista que llevo dentro.
Toppobisbalín