jueves, 27 de agosto de 2009

el señor coñductor aceleere



Emprendemos operación regreso, el tercer día junglil es suavito, cosa que se agradece sobremanera.
En la hora del desayuno a Potter lo hinchan a papaya y a café. Solícito que es este Tailah, está en todo.
Andamos unos diez minutillos por la montañica y bajamos hacia el río. Aquí nos tenemos que quedar medio en pelotillas para iniciar el bamboo rafting, que le llaman.

Los dayaks son unos apañaos de la leche. Con cuatro juncos de bambú se han currao unas balsas dotadas con dos pisitos y todo. Top of de luxe.

Me ubican en el pisillo superior, y detrás mío las mochilillas cubiertas con bolsas de plástico para que no se mojen.
Al principio me coje un poco de canguelo porque no tengo tomada la medida de la profundidez, ni de la furia del agua y temeroso que es uno, ya me veo pingandillo cual bizcocho borracho.

Delante de mí se sienta Potter, pero como es un culo inquieto a los diez segundos de empezar a navegar por el río, ya se ha plantificao de pie en medio de la balsa, se ha agarrao una caña larguísima y ayuda al balsero a sortear los peazo pedruscos que se van topando con nuestra nave. A mí me ha entrao la risa floja, porque no para de tambalearse y ya se ha mojao hasta las cejas namás empezar.
(Aquí ya me relajo; como es temporada seca, afloran las rocas y el nivel del agua está bajo mínimos: mochilas y cámaras están a salvo).

Delante nuestro van Tailah y Linus, que no para de gritar ¡Aupaaaa! a todo lo que le decimos. Nos pasamos 3 horillas navegando y friéndonos la cocorota. Hace un sol de justicia y me he dejao la gorra en la mochila. Así que si antes regía poco, para cuando llegamos, ya no rijo nada.

Hemos llegado al campo base donde tenemos todas nuestras pertenencias y uno, que es presumido de mena, se apresura a cambiarse la ropa de arriba abajo.

Toca ingesta de algo sólido. Para placer gustativo, nos enchufan un bol de arroz.
Potter se manifiesta: así no vamos bien. Vamos a detener el duro trabajo que tenía la papaya por delante.

Inauguramos la marcha en coche para dejarnos en Loksado, ya que hemos decidido continuar la ruta hacia el norte. Nos despedimos de Linus, nos hacemos las afotos e intercambios de emilios de rigor y Tailah nos acerca a una pensión, que más que pensión es un puto antro de guarro que está. Da penita dejarlos, nos lo hemos pasao muy bien con ellos y yo ya me he acostumbrao al tufo pestuzo. Somos animalillos de costumbres.

Como tengo el cerebro empanao y frito y Potter está destrozao después de haberse peleado con la balsa durante tres horas, no nos quedan fuerzas para cambiar de sitio. De todos modos estamos de paso, unas tres horillas, tiempo justo para rehacer petate e higienizarse en el agujero venido a ducha que hay en la habitación .

Aparición estelar en la estación de autobuses a las 18.30h. Nos han informao que nuestro bus "FULL AIR CONDITIONED" sale a las 19.00h así que nos plantificamos ahí a ver lo que se cuece.
Un televisor encendido emitiendo una teleserie de lo más hortera: Isabella. Ríete tú de los culebrones sudamericanos.
La tele está colgada a unos 3 metros del suelo, ahora me explico porqué todo el mundo aquí se queja de dolor de cuello.
Debajo de la tele hay un banco bastante largo y cuatro personajillos sentaos a los lados de una micromesita, jugando al dominó. Flipamos con el dominó que tiene forma de baraja liliputiense. Estoy por hacer una foto, cuando me percato, pa mi asombro, que los pillulis éstos llevan colgando de la oreja una botella de redbull (en indonesio "&%?*^ÇÇ)&%$"). La llevan colgada con hilo de pescar. Como la mesa de juego es del tamaño de un gnomo, sólo se puede dejar la baraja y el cigarrillo en la esquina, así que toca colgarse la bebida de la oreja. Yo paso de jugar, tengo las orejas pequeñas y se me caería todo el rato el redbull, con el consiguiente coñazo de estar recogiéndolo del suelo.
Van llegando buses y ninguno es el nuestro. Han pasado ya dos horas y cuatro buses y que si quieres arroz, Catalina.
Casi tres horas más tarde aparece el bus que nos ha de llevar a Samarinda. Así que nos subimos. Como somos listos de cojones nos pillamos la primera fila de asientos pa tener más espacio, justo detrás del coñductor.
Y sí, es FULL AIR CONDITIONED. Eso significa que está el aire puesto al máximo, y que no lo apagan ni pa Dios. Con lo cual el viaje de doce horas se convierte en un proceso de crionización.
Tengo los ojos que me hacen chiribitas de cansao que estoy, y lo único que quiero es pegarme una sobada de padre y muy señor mío. El conductor, por contra, está animaete y no para de darle al start del cassette y nos ameniza con un Georgie Dann a la indonesia. Eso sí a todo meter. Un contento, vamos. Parece ser la canción del verano porque se la sabe todo zurriburri, menos nosotros. Ya estamos llamando la atención.

Se me han olvidao los tapones en la mochila y está oscuro de cojones, así que no hago el intento de buscarlos,porque con lo torpe que estoy igual me los enchufo en la napia.
En uno de tantos empanamientos que me han acontecido, he perdido una camiseta de manga larga, la única que llevaba, así que me jodo mucho pasando frío.
Pedimos que bajen el aire acondicionao y hacen caso omiso a nuestra propuesta.
Aparte de la ola polar que nos asedia, estoy inquieto porque no llevamos cinturón de seguridad y a nada que el coñductor haga una frenadita, me como la luna delantera y paso a formar parte de la decoración paisajística.
Entre pérdida de coñocimiento y pegotito con babilla hacen un montón de paradas, con el consiguiente despelotarse a la hora de bajar y volverse a poner todos los refajos al subir.
Al final desfallezco de tal modo que cuando vuelvo a abrir los ojos me doy cuenta de que ya estamos llegando.
Lagrimilla que se me escapa, después de unas 72 horas sin dormir en el gran invento coñocido como cama voy a poder espachurrarme en una.
Topposensiblero y roto