lunes, 31 de agosto de 2009

cúmulo de despropósitos


Jorgito, que es más espabilao de lo que parece, así a simple vista, nos comenta sus planes de cruzar Flores en dos días. El pavo tiene billete de avión en la otra punta y se echa a la fuga en un tris.
Se me han encendío las pocas luces que tengo y le hemos pedido asilo viajeril. El americanito ha negociao con un taxista hacer el mismo trayecto que se realiza en cuatro días para hacerlo en dos, a nosotros nos va de coña compartir gastos y trayecto con este santo varón. Así nos evitamos trituramiento de rabadillez, moledura ósea y más patimientos propios del cargo que ostentamos.

Tras unas cuantas zambullidas submarinas y snorkeleo, ahora navegamos hacia Komodo. Visitilla obligada a los dragones. Cuando llegamos hay uno haciéndonos la ola en recepción de la isla.

Acojonantemente grandotes, y aunque parecen muy mansos, tienen una mala baba los hijosdeputa que pa qué. Mala baba en sentido literal. Como estrategia de caza, los estos vienen dotaos de una cantidez de microbio y guarrería que tumba a cualquiera y así se permiten pasear por la isla e ir mordiendo a troche y a moche, léase: caballos, búfalos o lo que se tercie. Una vez enchufá la guarrería microbia en el cuerpo de cualquier bichejo, espera una muerte lenta y segura. Así que el dragón lo que va haciendo es un "me lo combinas": hoy salgo y pego cuatro muerdos por ahí y luego me puedo estar limando las uñas hasta dentro de un mes que habrán palmao todos y los voy almacenando en la alacena. Es como hacer la compra del mes en el Carrefour pero al aire libre y sin colas en las cajas.
Esta isla es chulísima, mucho más pequeña de lo que me pensaba y con mucha más vegetación. A juzgar por los montículos, islotes y peñones que hemos ido viendo en el archipiélago, ésta es una de las que más mundo verde posee.
Toca recogimiento hacia el barco y enristrar ya hacia el puerto.

Se me olvidaba comentar que por culpa de la brisa de ayer, hoy parezco un pimiento morrón, da igual que me ponga factor de protección total; el resultado ha sido igual que si me hubiese puesto manteca de cerdo en la superficie. Tengo las piernas al rojo vivo. Cojonudo.

Ya en ruta hacia Labuanbajo (la capital) damos cuenta de que el tiempo ha cambiao sorpresivamente y nos estamos dando un baño de oleaje de puta madre. Tanta agua no me va bien, noto como encojo por momentos.

Como hemos cambiao de planes, se nos presenta un problema logístico importante. Jorgito ha quedao en Labuanbajo con el taxista a las 8 de la mañana. A nosotros no nos devuelven de Seraya Island hasta las 9 o 9 y mierda. Hay que arreglarse para dormir hoy en la capital.
El coordinador del submarinismo nos aconseja aprovechar la lancha que nos lleva a Seraya para recoger bártulos y volver a Labuanbajo. Así lo hacemos.
Esta vez la lanchilla no es tal. Es una barquichuela, con motor de lancha/zodiac, hecha de latón y con el banquillo pa sentarse más duro que una puta piedra.

Ha anochecido y no vemos ni guarra. Los dos pilotos van uno agarrao al mando del motor y el otro agarrao a dos linternas pa iluminar el sendero marítimo.
Vamos pegando unos botes que ni una cama elástica, con el agravante de que cada vez que el culo colisiona con el banco, me crujen todos los huesos. Me temo que cuando vuelva tendré que ponerme en manos del "OSTIÓPATA" de nuevo.
Tras unos cuarenta y cinco minutos de viaje, sin ver una mierda y con los huesos destrozaos y absolutamente pasaos por agua, saltamos corriendo a la arena, intentando no escuernarse otra vez con los corales, esquivando cacas de oveja, perro mordedor y algún gallo suelto.
Entro a voz en grito en la cocina de los amos a pedirles AS FAST AS POSSIBLE la BILL. PLEASE PLEASE. Por favor, le agradecería que revisitaran el signficado de raudo y veloz.
Asaltamos el bungalow, sin luz, con el faro frontal enchufao en la testa, intentado recogerlo todo a la velocidad de la luz y sin olvidarnos nada porque aquí ya nos han visto prou.
YA LO TENEMOS TODO! Hemos tardao diez minutos. No me lo puedo creer.
Corre que te corre por la playa, esquiva que te esquiva: mierda, perro, ovejas y gallo. Métete en el agua. Pásales las mochis, métete dentro la barca sin rasparse las patas (misión imposible), ya hemos pagao así que nos podemos largar a la de ya!.
Nos ponen las mochilas al lao del motor.

Se ha meganublao con lo cual ahora ya sí que no se ve un zurullito. El motor empieza a runrunear y lo ponen a todo trapo. La habilidad para coñducir el latón éste consiste en que se tiene que surfear literalmente por las crestillas de las olas, si no lo hace, pillamos unos baches de la megaostia y nos pegamos unos trompazos acojonantes en las posaderas y de retruc tó el tronco. Básicamente es lo que pasa. El coñductor se nos anima y empezamos a botar. A mí se me han posao los testículos en las meninges. De repente nos engulle una ola y nos baña a toda la tripulación, incluidas mochilas. Creo que el grito que pegamos Potter y yo todavía hace eco por esos andurriales.
Detiene motor. Movilización mochilas. Ahora irán en la parte delantera que está cubierta, a ver si hay suerte y no se mojan más. Mecagoentó tengo toda la pasta dentro. Mañana pago con un pastiche de billetes y a tomar por culo.
El linternero nos da dos cigarros pa mitigar el susto. A ellos les ha dao un ataque de risa, de la histeria, me atrevería a decir. Andan tan cagaos como nosotros.
Reiniciamos navegación, esta vez a dos por hora. Y de repente el pavo se empieza a animar otra vez. Yo he perdido cualquier punto de referencia, sola-meng veo mar por todas partes y a juzgar por los caretos de los guías, creo que ellos también.
Estoy de pegar botes hasta los mismísimos. No me aguanto ya los pedos con tanto trajín. Potter está igual que yo. Y va soltando algún alarido que otro.
Queremos llegar a Labuanbajo... con vida! por favoooooor!
Finalmente llegamos a puerto. Estamos empapaos, chafaos y acongojaos. En la negra noche, vemos las ristras de dientes blancos de los guías tós descojonaos. Estoy por volverme a repartir candela, pero me veo reflejao en el agua y doy risa. No tengo credibilidez.
Mientras andamos hacia el hotel, Potter me dice que va a regalarme un certificao de aventurero porque me he portao como un campeón.
Llegamos al hotel donde se hospeda Jorgito, y cuando nos lo encontramos nos dice que qué lástima no haber podido contactar con nosotros antes de que la liáramos; el taxista se presentará al día siguiente finalmente a las diez.
Ahora sí que me defeco en todo lo que se menea.

Toppo pasaoporagua y dolorío