jueves, 25 de febrero de 2010

Infierno Blanco

Hoy mi pareja no me ha reconocido al llegar a casa. Una tonelada de polvo blanco ha llegado a cubrirme por completo mimetizándome con sanitarios y paredes. Cual estatua de yeso, yo la miraba mientras ella miraba a través de mí. Todo empezó con una inocente mancha en la pared con la que pensaba, iba a tener asegurado mi cupo mensual de brico-aportación de manera sencilla y rápida. Pero lo que fue una mancha en la pared ha convertido nuestro baño en un desolador panorama post-apocalíptico. La parte buena es que hemos ampliado el baño, ahora ocupa el resto del salón, toallas de colores que se confunden con los cojines del sofá, apoyado en el suelo un espejo con las huellas de unas manos blancas como una original obra de arte, la pequeña lámpara industrial que ilumina a ras de suelo, el mueble metálico que bien podría ser un mueble bar que proveyera de chupitos de champú y combinados de gel y sales de baño; lo que despista un poco es la escobilla del retrete junto a la lámpara de pie. Ahora soy consciente de lo que pueden esconder las frágiles paredes de una casa antigua, anteriormente repintadas con alguna curiosa técnica que implica no tocar apenas la pared para evitar que se te venga todo encima como me ha sucedido a mí. He desnudado la historia de una pared, descubriendo sucesivos repintados que se desploman con un suspiro de resignación y grietas torpemente camufladas que amenazan con aparecer una y otra vez. Cual guerrero enmascarado he empuñado mi espátula y luchado con yeso y masilla, he mantenido el pulso, encontrado el punto de la masa, y desafiando toda irregularidad, he aplanado la pertinaz superficie. Justo antes de celebrar mi triunfo, en un último estertor de mi contrincante, me quedo con el pomo de la puerta entre mis manos cuando la corriente hace desplazar la inmensa nube de polvo al resto de la casa. Ojala hubiera aparecido el butanero (mucho-siento) en ese preciso instante para cubrir su tez tostada como a un merengue (no es nada personal).

1 comentario:

Rebecca dijo...

Vaya! Esto se llama la post-postmodernidad, en el ámbito del diseño de interiores!