viernes, 6 de agosto de 2010

bajarse al moro


Armado con petatillo a la espalda, ya estoy preparao para la aventura marroquil. Nos presentamos puntual-meng en el aeropuerto, facturación y deambula-meng por la terminal 1. Se ve toa limpita y nueva. Gustito que da.

Parece ser que eso de pillarse vuelos a medianoche es una jodienda, se coñoce que vienen con retraso, así que nos toca esperar un par de horas más, cojonudo. Vamos a llegar pa comernos las uvas.
Durante la espera, la Niña de los Dedales nos ameniza con juegos de adivinanzas y Campanilla y el mendas caemos en la cueng de que estamos en babia y no damos una. Qué se le va a hacer, uno aunque medianamente espabilao, nunca ha sido un hacha en el arte de las adivinaciones.

Mientras aguardamos a que nos digan que por fin ha llegao el avión, también nos hemos congelao de lo lindo con el aire acondicionao que está a menos dos, cosa que ayuda a potenciar el trancazo que VacacionAlf ha decidío traerse consigo. Que dices, mira que hay cosas que traerse de viaje, pero así sin pensar, no hubiera escogío mocos como acompañantes.

Una vez estamos ya en la cola de embarque, salta una espontánea berreando como una posesa. Se ha rebotao con la azafata y no hace más que solicitar cena gratis para todo el pasaje. Lo flipamos porque sabíamos de antemano que con low cost y volando a las mil de la mañana, no nos iban a dar ni las gracias.
La personajilla ha dao como cuatro o cinco rulos entre las colas a voz en grito, tacones de diez centímetros puestos y carreteando la maleta. Seguimos sin comprender y nos ensumamos que la van a dejar en tierra, por desequilibrada.

Por fin embarcamos, y yo, que me cuesta dormir en los aviones, he caído en un sopor contumaz, con boca abierta y babilla. Vergüen.

Arribados a tierra firme de Marrakech, procedemos con el intercambio de nineros, asalto de los taxistas para sablearnos nada más llegar, regateo. No hay acuerdo. Hasta que viene uno que nos hace un precio guay para los seis. Hacinándonos todos en lo que llaman un grand taxi. Será grande, pero yo pringo, me toca ir en la falda del Potter, tan recogío que parezco un ovillo. No me va nada bien.

4 A.M. nos deja en la puerta del riad que hemos escogido pa soballa. Llamamos a la puerta. Nos abre un muchacho en estado de duermevela, o eso o se ha fumao tantos canutos que va sonámbulez.
Le digo en mi francés patatero que tenemos la reserva a mi nombre. Empieza a repasar papeles. No salgo. Regardea otra vez, nene sil te plait. Nasti. Congoja que me coge.

Le repito mi nombre y le digo que hice la reserva para el día 6 y como me dí cuenta que volábamos de noche y que llegábamos el 7 a las 01.00 AM, les volví a escribir para informarles. Dieron por hecho que entrábamos en el hotel el día 7 por la mañana, tócate los mondongos. No doy crédito. Dentro de mi lógica roedoril, si hay un malentendido con los mensajes, antes se recontraconfirma. Constato que no es la manera de faire de estos lares. La Niña de los Dedales que domina la lengua francesa que es un primor, le dice que ok, que espabile, que son las cinco de la matin y que nous voulons un solution maintenant.

El tío se atabala, le dice que es nuestro problema y pretende que nos quedemos tiraos en la calle. Cosa que nos hace puta gracia porque antes de entrar en el hotel, se nos ha acercao un pilluli puesto hasta las trancas que nos ha dao yuyito.

La Niña de los Dedales le dice que no se equivoque, que mire bien que seguro que tiene chambres para los seis. Nos dice que hay una reserva de tres habitaciones para una familia que no ha llegau todavía y la Niña le suelta que si la familia tenía que llegar a esas horas, ya hubiera llegao, que nos dé la habitación y que on parle demain.
Le hace caso y nos da las clés para las chambres. Menosmal porque a estas alturas yo ya me hubiera suicidao en la fuente del riad.
En las habitaciones hay unas cucarachas bailongas que nos dan la bienvenue, zapatillazo, repaso de que no hay más blatodeos, ni coleópteros de visita y a momir.
Sueño reparador para iniciar visita al día siguiente.
Doy gracias a la Niña de los Dedales que tiene un par de huevos y se ha impuesto de una forma elegante a la par que firme. Y también me doy un poco de cabezazos a la pared por no haber constatao la reserva doscientas veces.
Toppodistraído