miércoles, 6 de julio de 2011

el monólogo de la Mari


el lunes decidí entrar en una tienda de objetos de mimbre que tengo al ladito de casa para cotillear a ver si encuentro un cesto de paja. No las tengo todas conmigo porque me da a mí en el naso que esta peña venden al por mayor. Me da en el naso y lo he leído en el cartel de la puerta, pero quien no llora no mama así que voy a probar. Tendré que ser duro negociador que no estoy yo para almacenar 50 unidades de cestos de paja. Ni tengo sitio, ni ganas.
La cuestión es que pregunto, me inspeccionan un pelín y me dicen que sí, que pregunte por la Mari y que pase al fondo.
Paso al fondo. Pregunto por la Mari. La Mari contesta y me dice que mire y remene y que cuando me decida, que la busque.
Así que miro y remeno. Me decido, pillo el cesto y busco a la Mari.
La Mari, que a juzgar por su expresión todavía no ha tenido su momento all-bran, está atendiendo a un par de señoras que parecen clientes habituales de la empresa.
Estaba yo haciendo uno de mis viajes astrales esperando a pagar, cuando comunicándome con el planeta tierra, oigo a la Mari soltarles a las menchis: TOTAL, PARA EL SUELDO DE MIERDA QUE GANO, ME IMPORTA TODO UN CHUSCO.
No sé de qué va la cosa, pero al oir improperios, me quedo con el orejón enchufao a la conversa.
La conversa, que de hecho se ha convertido en monólogo, tira por unos derroteros de lo más bizarro.

La Mari dice que ella es enfermera titulada de geriátrico. Y muy buena. Que cuando se fue de la clínica que está a dos patadas de la tienda actual, le pidieron llorando que no se largara. Que podría volver cuando quisiera. De hecho los de la clínica le comentaron que si decidía volver echarían a la persona que estuviera ocupando su lugar....Y entonces se anima con aluvión de anécdotas: a mí se me han muerto de camino al lavabo, en la taza del water, detalles de color de piel,etc
A las otras les hace gracia y a mí que últimamente estoy sensiblón, me pilla un vahído cojonudo segundos después de haberme incomodao y haberme puesto el billete en la boca para que me cobre.

Con el babeo del  desmayo he dejao el billete asqueroso, en otras circunstancias me daría vergüen, teniendo en cuenta que todo es culpa del monólogo de la Mari, le pongo mirada desafiante, le paso el billete por el jeto y le digo que me cobre.
M'ha hecho un descuento y todo, tú.
A ver si aprendemos a comportarnos, hombre ya!
Joder, cómo está el patio...
Toppoaprensivo

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