miércoles, 9 de marzo de 2011

delicatessen


Lo mejor que le puede pasar a un croissant es que esté relleno de chocolate. Tipo Nocilla y a reventar. Nada de mariconaditas.

Ayer, al volver de una reunión, a una de esas horas tontorronas casi tocando a hora de merendola, volviendo a la oficina, me pasé por una panadería de abajo a la que voy poco.

¿Por qué voy poco? mu fácil. Entro y le digo a la chica: quiero un croissant de los que llevan chocolate con MUCHA Nocilla. Y me enseña los dos tipos que hacen. Me lo explica: éste lleva barrita de chocolate en el centro y el otro lleva chocolate más deshecho.
Vale, pues ponme el del chocolate nocillesco.

Me ha atacao la gula y empiezo a salibar tipo gossuno de Pavlov.

Cuando llego, me deshago de abrigo, zurrón y bufanda y me dispongo presto a hincarle el diente. Cuál es mi decepción cuando cuál gorrino voy ingiriendo y allí no aparece ni chocolate deshecho, ni barrita, ni hostias.
Me he cabreao, porque me había yo creao unas expectativas de merienda guarrona pa quedarme más feliz que un chínchol y nasti.

Recordé entonces por qué voy siempre a la panadería de arriba: porque los croissants con pinta guarreta, lo son al 100%. Con Nocilla a saco, que cuando muerdes se te escapa toda, se te cae en el plato y luego terminas degustándolo a lametazos.

Bajé a la panadería de nuevo y le dije: m'has engañao, perra. Le tiro un mazo de Nocilla a la cara y le enchufo una barrita de chocolate por la tocha y le explicito: Lo que tienes regalimoso por la cara es Nocilla, el chocolate que te he pedido y que no ha aparecido en el centro del croissant. Lo que tienes en la nariz es la putita barrita que no te he pedido y que tampoco ha aparecido.
 Vete a hacer un curso de aprendizaje a la panadería de arriba. Allí sí que saben qué es cada cosa.

Con la merienda no se juega y con el chocolate, menos. No habrá próxima vez.


Toppojusticiero y del morro fino