jueves, 24 de marzo de 2011

supervitaminarse y remineralizarse



en nuestra incansable búsqueda de energía vigorizante, hemos estao un par de semanicas o tres dosificándonos alga espirulina.
Yo que me pensaba que me convertiría en un superratolín pues voy y no desarrollo superpoderes. Primero, me solivianto conmigo mismo, pero al ver que el Potter tampoco amplifica fuerzas; calma chicha. (aunque creo que sus expectativas estaban más por ver si le crecía pelo en la calvorota, angelico).

Así que el Potter ha iniciao un intenso visiteo por las herboristerías del barrio para ver qué se puede meter uno por la vena que le pegue un chute que lo mande a la estratosfera.

La responsabilidad de endrogalse sanamente por segunda vez ha recaído en la jalea real. El consumo de este invento ha sido interesante, digamos, porque venía en un coñacín de ampollitas de cristal, de éstas que tienes que romper por ambos extremos para que caiga el contenido.

Yo, que necesito de metodología simplona y fácil porque si no me hago la picha un lío, me he tenido que pelear cada puto día con el susodicho frasquito de los cojones. Tanto es así que ayer, primero me toca romper un extremo. Me preparo, hago mis pesas y estiramientos y me lo cargo. El otro se me resiste, con una impertinencia digna de la Patiño. Consigo quebrarlo, me lo amorro al hocico y cae sólo una parte. El mejunge éste tiene una densidad de la leche, se ha puesto de culo con la fuerza de la gravedad. Me toca mezclarlo con agua y sorber desde un extremo. No he assolido objetivo, he invertido términos y he manchao la pared de jalea, justo cuando había venido la Dietrich a dejármelo todo como los chorritos del oro. Me cago en la leche.

En mi intento de limpieza marujil, agarro el trapo, lo paso por la pared y me quedo acoplao a la misma. Se coñoce que la sustancia ésta es muy enganchifosa. A Taila la gossuna, que está tó el día de juerga, le hace una gracia especial verme colgando de la pared y ni corta ni perezosa me muerde el culo para desengancharme. Collonut.

Me he desembarazao de pared, trapo, jalea y perra. Tengo las manos apegotás y las posaderas decoradas con una bonita dentellada perruna. Atesoro cuatro culos. Si me era complicao gestionarme con uno, inexplicable es el agobio que llevo encima.

Ayer terminamos con la puta jalea y el Potter, que sigue en sus trece de encontrar el maná divino, se pasa otra vez por la herboristería. La menchi le ha colao otro tipo de potingue llamado Fost print classic.

Me congratulo porque no son ampollitas y la cosa tiene densidez liquidísima. Hoy me he tomao el primer frasco y debo recoñocer que la cosa funciona. Mientras escribo estas humildes líneas, estoy pedalando el triciclo con el pie izquierdo y tocando el organillo con el derecho.

Cuando me acabe la primera tanda de Fostprint, gano el Tour de France, me río yo de Alberto Contador y su bistec de clembuterol. Y encima me ha salido un rodolín.

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