viernes, 11 de mayo de 2012

marujoneando

Reemprendo de nuevo actividad melaxuflil. Las musas no se han dignado a venir a visitarme pero acuso hoy mal de San Vito y tengo que redirigir esta energía en algo, digamos que productivo.

La semana pasada, después de un puente a medio curro sí, curro no, para drenar el estrés reinante, no se me ocurrió otra cosa que enganchar una galipandria de tres pares de pelotas. Así que estuve de miércoles a viernes  con el kleenex pegado a la tocha.
Vino el refredado y se me llevó por delante. Con tan buena suerte que me dejó medio muribundo por casa y la nariz regalimosa, como un grifo de esos tan empreñadores que gotean por mucho que los cierres fuerte, fuerte.
Mis esfuerzos fueron en vano al tratar de anudarme la tocha, nasti. Estornudo p'arriba, estornudo p'abajo.

Por ello me tocó estar haciendo guardia de currito desde casa, en pantuflas,con el kleenex por peineta y la batica anudadica al cuerpo para no tener tembleque febril. Así que me atrevería a tildar el retablo que conformaba mi persona en generador de reacciones del tipo: el grito de Munch o la primera vez que ves a Rossy de Palma. Un espanto en cualquier caso.

En uno de estos momentos de improductividez, me coge el arrebato marujil y saco la ropa de la lavadora- recordemos que las carga el diablo.
Me dispongo a ir colgando cada una de las cosas que he lavado, salen tantos calcetines que me da la sensación que en vez de ser bípedos, tenemos cuatro patas cada uno, la virgen.

Como el tiempo primaveral que nos acompaña está algo inestable, por no decir, mierdoso, decido colgar la ropa en el colgador interior, venido a Sisí (no emperatriz) que tenemos en la galería.
A la Sisí le ha dado por caerse una o dos veces al suelo y como es endeble de cojones, se le han desenganchado un par de alambres.
La cosa tiene su gracia cuando estás tendiendo y, de repente, se te cae lo que has colocado al suelo por despiste: ji,ji, ja, ja.
Ahora bien, pierde cualquier tipo de asomo risil, cuando uno recoge la ropa del suelo y a uno de los alambres de la Sisí (no emperatriz) le da por arremeterme el jeto y  hacer un pincho moruno con mi ojo. No me va nada bien.
Chillo. Mucho. Pierdo el mundo de vista. Me recompongo. Ha sido un susto. No ha llegado a afectar órgano vital. Me va a dejar un rasguño del tamaño del cañón del Colorado en el párpado, por lo demás todo bien.
Saco el jeto por la ventana y me ensumo que no va a llover, así que decido que le den por culo a la Sisí (no emperatriz, sí puta) y que tiendo fuera.
Primera hilera, rellena. Bien. Segunda hilera, rellena. Bien.Tercera hilera: está lejos. Mierda: no llego.
Me pongo de puntillas para primero extender camiseta y luego poder poner la pinza a cada extremo. Primer reto conseguido.
Me toca tender sábanas interminables. Pesan un quintal. Esto es un sindios.
Me pongo de puntillas, muy de puntillas. Y no llego.
Así que me esfuerzo y estiro más para tender la sábana en el último riel, me estiro tanto que primero pongo pinza y luego con tanto brío que he pillado con el estiramiento me quedo colgando de la sábana y el riel.

Me da la sensación que protagonizo la jungla del marujón, sin Bruce Willis salvador ni nada.
Primero me dejo envolver por el pánico, pero hago de ratón reflexivo porque pienso que ahora mismo no puedo dejar esta perra vida así, por una tontería tan gorda como tender la ropa. Morir en el intento de tender es del género gilipollas.
Así que con las dos manos agarradas en el riel, me balanceo un poco, a lo trapecista amateur. Y con dos embranzidas me lanzo en plancha hacia dentro de la ventana de la galería.
Caigo encima de la Sisí (no emperatriz, sí puta) y me la acabo de cargar del todo. Pequeña venganza por lo del ojo; que se joda.
Menuda mañanita. Me sumo en un torrente de emociones y paso de la risa histérica al llanto en un santia-meng.
Taila se lo ha mirado todo desde la barrera y mientras yo luchaba entre la vida y la muerte, ella se estaba limando las uñas. Cría perros.
Después del accidentado tendimiento de ropa, me asomo al botiquín y me tomo 3 valiums que me dejan K.O ipsofácticamente.
Cuando me despierto, me encuentro tirado en el suelo, al lado del botiquín y de Taila. Me he pegado una sobada de campeonato con río de baba y todo. Con los sustos que me he llevado todavía me pregunto cómo he controlado las funciones del esfínter.

Toppomoraleja: la próxima vez va a ponerse a arreglar tu padre.


miércoles, 14 de marzo de 2012

Improductividad, conguitos y despropósitos

No hay cosa que me toque más la pera que hacer cosas con resultado igual o tendente a cero.
Esta tarde tenía que pasarme por la tienda donde compro el pienso para la gossuna, así que agarro los portantes y a Taila y nos vamos de paseíllo a buscar la teca.
Cuando llego, el tío me saluda y me dice así tan alegremente que el pienso que le había encargado no lo ha recibido y que si quieres arroz, Toppolina.

Decepción, mini cabreo y levantamiento cejil porque como mi planificación personal es parecida a una mierda, se me ha acabado el pienso. Al menos, el pavo se enrolla y me da unas muestras para que se las enchufe a la gossuna hasta mañana.

Seguimos el paseo y en la calle Bailén decido pegarme un homenaje de golosinas, me acaban de abrir una tienda de chuches y no me resisto a entrar. Estoy goloso.
Le pregunto al dependiente dónde tiene los conguitos y cuando me responde, me lanza una bafarada de alcohol apestosa, que si llego a tener encendido un cigarro, volamos por los aires. Ya no me siento seguro en ningún sitio.
Deduzco que empiezo a parecerme a mi perra, no por el cabello lustroso, que ya me gustaría, sino por el olfato altamente cualificado para ponerme de rastreo de perico con la benemérita.
Arrufo el naso, contengo la respiración y hago la compra raudo y veloz. Tamaña peste no me ha quitado las ganas de conguitos.

Continuamos y nos volvemos  hacia casa, sorteamos algunas plastas de perro de peña cerdil que no se debe recoger ni los mocos y seguimos por la calle Bailén. Al doblar la esquina, me ataca un ejército de pompas de jabón que con una puntería digna de Antonio Rebollo, se me meten en los ojos.
Se me nubla la conciencia y la vista. Me intento apoyar en la pared, pero a Taila le ha parecido tan divertido que me estira y me arrastra calle abajo.
Salen los conguitos volando.Planeo y aterrizo con las manos dándome de trompicones con el suelo. Confirmo que el esfuerzo de tener la manicura fetén vuelve a ser una quimera y veo que del espiñote que me he pegado, se me confunde el  esmalte de uñas color rojo entre putil y fashionguetil con la sangre que emana a borbotones de los arañazos que me he beneficiado. No sé cómo se me han metido conguitos en el mismísimo nasso.
Taila trata de hacerme curita sana culito de rana y le digo que pare que el espectáculo es ya bastante lamentable.
Mientras me recompongo con semblante digno y los orejones gachos, una yayuli que pasaba por allí, me echa unas monedas. Por un momento, me planteo quedarme ahí tirao dando pena, a ver si consigo sacar algo de provecho de esta salida infructuosa.
De la reflexión decido que me largo a casa, básicamente porque aquí la peña me coñoce y no necesito devaluar más mi ya mancillado prestigio.

Entre pestes, golpetazos y conguitos estoy por cercenarme la tocha.
Toppo contusionado

jueves, 23 de febrero de 2012

centrifugado


Debido a la mala vida que me hacen llevar, me ha sobrevenido un ataque de lumbalgia, la mar de majo él.
Me tiene a medio gas y por ello, hoy he decidido trabajar desde casa.
Levantarse y meterse en la ducha es ya todo un  mundito de por sí, ni que decir tiene que hoy he visto las putas estrellas.
Después de medio morirme tras la ducha, he tenido que lidiar con el secador, que hoy parecía pesar un quintal, me cago en la leche.
Sí, lo sé, puedo optar por el secado al aire, pero la imagen que doy de buena mañana es prou patética de por sí y no hace falta ir asustando al miedito.

Paseo matutino de Taila- y mío- y toreo con ella porque no para de tirar, así que ando como si me fuesen echando descargas eléctricas o calambrazos. Menuda estampa.

Nada más cruzar la calle, la mañana ha tenido a bien regalarme la postal bucólico-bohemia de un pavo miccionando en un árbol, cosa que ha hecho las delicias de mi persona y me he largado espetándole un ¡Joder pavo, qué Porken! en todo su jeto. Soy un temerario.

Vuelvo a casa, desayuno y me sigue doliendo la espalda.
Recoñozco, que como roedor canalla que soy, me va el endrogalme pero hasta yo tengo mis límites. No puedo ir tó puesto si tengo que repasarme documentos a discreción. Básicamente porque no haría diana ni en doscientos lustros y el entorno de la publicidez es inmediatamente si no, antes.

Me pongo al tajo, y como llevo ya un par de horas dale que te pego a la tecla, decido levantarme y andar un poco por casa, y así aprovechar para hacer cinco minutos el marujón.
Voy a pegarle repaso a la lavadora de carga superior, como no puedo inclinarme porque me sigue doliendo la espalda un cojón, decido coger una escalera pequeña para salvar la distancia que me impide llegar al tambor. Vengo defectuoso de fábrica y soy pequeñín.

Empiezo a recoger la ropa, y cuando casi he terminado, reviso por si se ha quedado algo dentro, con tan mala suerte que me caigo dentro del tambor y empiezo a dar vueltas.Muchas.
Los nervios se apoderan de mí y empiezo a correr, he llegado a modo centrifugado, así que llevo un mareo de tres pares de pelotas.
Taila que me ha oído en el desatino, se ha encaramado por la escalerita y me ha mordido el jersey para rescatarme.
De resultas del escarceo con la lavadora, salgo con un look afro total que no hay quien coño alise. Obviamente hoy no me ha visto Marco Aldany.
No me atrevo a hacer nada más, así que me dirijo al ordenador a ver si doy pie con bola.

Toppo me siguen temblando las piernas

miércoles, 21 de diciembre de 2011

curiosidades sobre gipsy queens, chinorris y paquis


Aprovechando la bienentendida del acueducto que se nos plantó aquí el mes de diciembre, y teniendo en cuenta que estábamos a medio gas, pendiente de clientes y de estiras y aflojas varios, tuvimos que quedarnos por estos lares, así que uno de esos días tontorrones decidirnos darnos un rulito para ver la variopintez del mercat dels encants vells.

Así que nos vestimos y nos dirigimos hacia allí Potter, Taila y el menditas escribiente.
Atacamos el mercat por la zona oeste, que da a la diagonal, nos damos cuenta que así de paseo matutino, nos queda a tiro de piedra de casa.
Decidimos estar de garbeo y otear si hay alguna pieza que nos interese para el museo de los horrores o lo que convenga decorar. A Potter le entra el sirocco de café por la vena así que después de dar un par de rulos entre peña multi-color y multi-olor, nos plantificamos en el bar-café de dentro del mercado.
Nos atienden muy amablemente, una chica que si no se ha dejado los brazos como un colador en otra época en plan dame veneno que quiero morir, poco le ha faltado. Ahora lo tiene todo cubierto de tatuajes y no voy a ser yo el que se ponga a revisárselo.
Una yayuli que está ahí con su hijo tomándose su sol y sombra, mano a mano, se enamoran de Taila y como son todo amor gossuno, intentan darle medio croissant. Agradezco la iniciativa, aunque les digo que se corten un poco porque si no, les voy a hacer recoger el desatino intestinal de la perra y lo van a flipar.
Potter se ha rehecho con su cafeína y seguimos de circunnavegación por els Encants.

Damos con el hocico en una tienda de artículos para perro, Taila está literalmente cogiendo carrerilla para tirarse encima de los almohadones. El propietario, muy amabilidoso él, nos dice que la atemos en corto. Nos enseña un colchón moloncio hecho de tela tejana que tiene una pinta de confort de la rehueva. Taila nos mira con ojillos de sí quiero y nos dejamos convencer.
Seguimos para bingo, y cuando hemos terminado con el interior del mercado, salimos a la calle donde están todos los tenderetes de braguerío y calzón nacional. Un espectáculo polícromo digno de un caleidoscopio.

Estoy en plan observatorio cuando de repente una gitana salida de la nada me dice: ¡ay paaaayo! mira este perfume de Chanel, me lo he encontrao, para tí vainte lauroh. Le respondo que no llevo panoja y me suelta. Venga va, te lo dejo en dié lauroh. Me entra la risa floja y me voy.

Hacemos un repaso de los puestecillos de mobiliario en busca de nada en concreto, entramos en tiendecillas de viejo que creía perdidas en los anales de la historia. El personal no tiene desperdicio.
Volvemos a pasar por la calle del braguerío nacional y veo a la gitana enchufándole por los ojos el Chanel a otra persona humana, ha subido el precio. esta tía es una hacha, hace ¡chas! y aparece a tu lado, como la canción aquella socarrona de hace doscientos lustros de Alex y Cristina, lo mismo.
De repente aparece la munipa y ella se esfuma por arte de birli birloque, ríete tú del mago Tamariz.

Nos entra la gazuza y un poco de agobio también porque el mercado se ha puesto de bote en bote. Decidimos volvernos para casa, almohadón gossuno en mano.
Cerquita de casa, a Potter le coge ataque de sanote y decide entrar en la frutería del chino que nos han plantificado cerquita, cerquita. Me quedo con Taila, esperando fuera reposando las nalgas en el suelo.
Al mismo tiempo que ha entrado Potter en la frutería, también se ha acercado un matrimonio de mediana edad a hacer su compra. El hombre adopta la misma postura que Taila y yo, pero sin perro. Raro. La mujer está como pez en el agua llenando bolsas de fruta y verdura.
El chino feliz se mira al tío y le dice: ¿mandalina? ¿nalanja? ¿melón? a lo que el pavo le responde: ¡Melón tú!
El chino ríe sin comprender y el señor se ha quedado ahí palplantado con actitud chulesca. Estoy por enseñarle a Taila que levante la patita y le mee encima, pero su genética femenina no se lo permite, así que le espeto Jau coloma! y cambiamos de tercio.

De mientras y para no acabar pegándole un piñote al pájaro ofende chinos felices, me dirijo al paqui que está al ladito, el recurso fácil del vago que  no planfica compras culinarias, o sea: yo. Ato a Taila en un árbol, cosa que no me gusta un pelo porque por ahí pasa el bus afeitando las pezuñas del personal. Me doy prisa, me pillo un par de cosillas y la paqui en cuestión está enganchada a un culebrón que tiene una pinta de darle de comer aparte.
Está ensimismada en la pantalla, se hace la picha un lío para cobrarme a cero por hora. Cuando ya me ha dado el cambio, mira lo que he cogido, pilla una bolsa pequeña, no cabe todo, lo quita, coge con esa filosofía de la prisa mata una bolsa más grande, la electricidad estática hace de las suyas y la bolsa no se abre y ella con los faros enganchaos en la pantalla de la tv.
Se me empiezan a erizar los pelillos de la nuca, le agarro la bolsa y le digo: disculpa por interceptar tu culebrón eh? ya veo que en tu diccionario no aparece la palabra prisa.
Salgo, Taila está tranquilica, el 45 no le ha limado nada.
Potter se reune con nosotros, parece Carmen Miranda y el chino se ha quedado más feliz que nunca porque Potter se ha dejado una morterada en vida sana.
Encaramamiento de cuatro pisos con Mercabarna, la gossuna y el aplec de la paqui.
Intento de relajación que queda en agua de borrajas cuando Potter recibe una llamada de sus inquilinos diciendo que el calentador ha petado y se está inundando el piso. Corre, corre que te pillo. A ver dónde encontramos un ñapas que instale calentadores.
Ahora es cuando se agradecería una aparición de ésas por ensalmo de Ayyy payo, me he encontrado este calentador nuevecito, nuevecito. Vainte lauroh...
Pero nasti.
Este tipo de eventualideces son las que te joden los pocos planes que tienes de relax, te descuajeringan la agenda y la economía, que prou achuchada está.

Toppo con traje de buzo

martes, 20 de diciembre de 2011

Cena de navidad con los másters del universo

Lo sé, tengo el melaxufla abandonadito.
Para paliar un poco tanta ausencia internáutica sideral, voy a relatar la cena de navidad que tuvimos con el grupeto del máster del universo.

Nos emplazamos en un restaurante griego del born que muy diligentemente nos había gestionado Advertising girl.
Me pido una caña y tras recibimientos, besos y abrazos varios, bajamos a la parte sur del restaurante.
Como somos ciento y la madre, tenemos mesa larga, cosa que es de lo más habitual pero que recoñozcámoslo, llega a ser un poco coñacín porque te enteras de lo que dicen los de al lado y ya. Para llegar a pillar la conversación de la otra punta, necesitas orejas de pàmpol o en su defecto: Trompetilla al uso o Gaes.

Pequeñeces aparte, nos reímos un rato con la elección del menú. Con el primero no tuvimos que pensar, cosa que se agradece porque un sábado por la noche uno ya no tiene la neurona bien enfocada. Y con el segundo, cuando empezamos a ver la cantidez de ingredientes de los platos y por aquello de no perder pistonada en la conversa, en una lectura en diagonal, creo que muchos de nosotros escogimos el plato más coñocido: moussaka.

Cenamos bien y de mientras, para amenizarnos el cotarro, el maestro de ceremonias,vamos a llamarle Zorba, nos casca a tó meter una típica canción griega. No contento con ello, Zorba hace saltar al centro del salón venido a escenario a un ayudante de sala, vamos a llamarle Giorgio's y nos hacen una performance típica del baile griego. Todos batiendo palmas.
Cuando terminan discurro para mí mismo si tirar los platos al suelo, pero como están llenos, creo que quedaría feo y me contengo, aunque ganas no me faltan de hacer el gamberrote un rato.
Transcurrida la performance, Zorba y Giorgio's que están de subidón, sacan a bailar a peña de varias mesas, a las que se unen Lostintranslation, Advertising Girl y La nena de les llambordes. Se nos animan tanto que acaban dando saltos y haciendo piruetas en un devenir: izquierda-derecha-derecha-izquierda. Muy Andros todo plegado.

Vamos terminando de cenar y ya nos hemos pimplao unas cuantas copillas de vino. Yo no he podido con la Mussaka, creo que ha podido ella conmigo porque se ha solidificado a lo ladrillito en mi estómago y no percibo que vaya a realizar ningún tipo de actividad durante un rato.

Empezamos periplo nocturno en busca de un bar que han recomendado a Missis Lupas, en su jerga se llama el botellín y no hay puta forma de encontrarlo. Damos unas doscientas vueltas por el born. Agradezco que el barrio sea de tamaño reducido porque mete una rasca del carajo y se me está congelando hasta el arco de triunfo.
Así que finalmente, hacemos caso a Orador nato y nos arremolinamos en un bar del fosar de les moreres.
Empiezo diatriba interna sobre si pedirme un juanantonio y seguir aferrado a mi costumbre o si por el contrario, hacerme con una tónica a ver si la mussaka asesina deja de agobiar. Como soy un toppo tradicional, me inclino por el juanantonio.

Nos posicionamos en la barra Lostintranslation y el mendas y la pájara del local nos sirve perdonándonos la vida y casi que escupiéndonos en un ojo. Digamos que por estos lares el servicio sigue siendo una mierda.
Conseguimos nuestros espirituosos y nos damos cuenta de que se ha iniciado la sesión de fotos, todo un clásico en nuestras reuniones masterianas del universo.
Posamos. Para el glamour que rezumamos yo diría que nos hace falta un photo call.
Advertising girl nos da unas lecciones de cómo posar para parecer más esbelto y delgado. El secreto radica en enseñar clavícula y constreñirse hacia adentro, a la vez que pones morritos. Es difícil de cojones.

Missis Lupas, El sintético y yo decidimos salir un ratico a tomar el aire y estamos departiendo un rato mientras nos fumeteamos un piti. La conversación es de lo más amena pero llega un punto en el que unos vecinos que están como una puta cabra, no dejan de berrear por la ventana y el amo del bar nos aconseja entrar dentro porque está a punto de llegar la munipa.
Así que como cada uno tiene su pasado, decidimos mantenernos lejos de la autoridad.

Estoy a medias de mi juanantonio cuando se decide cambiar de rumbo e ir en busca del puto botellín otra vez. Missis Lupas me insiste en que me lo acabe, pero la mussaka asesina se ha agarrado a mí de una forma inexplicable, así que no lo puedo terminar ni empujando. Malaguanyado.

Peregrinaje de nuevo, al final caemos en la cuenta de que el botellín va a ser el copetín. Hacemos un veni, vidi, me agobio y no vinci. Está a reventar de peña y no nos podemos mover. Nos largamos.
Al final decidimos plantificarnos en el suborn. Para entonces, han abandonado la madre nodriza: Orador nato y El espíritu de la golosina.

Entramos, hay poca peña. Se genera un degoteo del grupeto para ir al baño, creo que van a utilizar el secamanos para descongelarse de formá más rápida.
El suborn hace ya mil lustros que no es lo que era. A mí me hace especial gracia la pantalla que tienen al fondo donde se proyectan siluetas de tres guarronas bailando en bikini a lo gogo.

Aupa Donosti y yo entablamos conversación que habíamos dejao a medias al salir del restaurante; es lo que tiene ser ciento y la madre, que las charlas quedan como cortocircuitadas.
Me congratulo por Aupa Donosti que ha hecho diana por tercera vez y está esperando retoño a la de ya. Me cuenta que después de salir de estado shock está megacontento, y se nota.
Aupa Donosti me pega una colleja porque hace tiempo que no escribo en el melaxufla. Le digo que para el éxito que tiene tampoco vamos a rasgarnos las vestiduras y me increpa con otra colleja: Toppo, la gente es muy putas. Si les gusta poco, te comentan, si les gusta mucho, no dicen ni mú. Así funciona la cosa en el mundo virtual...
Continúa dándome unos valiosos consejos en plan literato que guardo como oro en paño y además, también se me hincha un poco el ego, así que entre la musaka y Aupa Donosti, salgo pesando doscientos kilos de más.
Ha aparecido un ente con unas gafas multicolor iluminadas que son de traca, un marciano que ha perdido su rumbo, sin duda. Cineaddict y yo nos descojonamos y entretanto, el resto de la troupe está haciendo imitaciones de los bailes de las gogós. Dan en el clavo. Hacen la competi a las guarronas de la proyección con mucha más categoría. Todavía hay clases.
Hacemos llufa en general y manifestamos ganas de recogimiento, estamos tan cerca de fiestas que a todo el mundo se le han acumulado eventos agendiles y no podemos estirar más la marcheta.
Doy gracias por no alargarnos más, básicamente porque la mussaka asesina se ha quedado conmigo a perpetuidad y llega un punto que no me puedo mover. Con todo y con eso me he pimplao el segundo juanantonio. No he considerado las consecuencias matutinas que, por cierto son devastadoras.
Al día siguiente me ha despertado Manolo el del bombo; hacía tiempo que lo tenía en paro y el tío se lo ha cogido con una afición que no gano para ibuprofenos.
Aunque me da lo mismo, volvería a repetir. Me lo he pasado muy bien. Es un gusto contar con un grupeto tan variopinto y divertido.
Gracias masterianos.
Mis mejores deseos topponavideños a todos.


lunes, 19 de diciembre de 2011

el pelotazo


Hace cosa de un mes, salgo yo todo digno de mi kely y me voy al parque a que Taila se desfogue un rato con los suyos y yo, a darle a la sinhueso con los coleguitas.
Hasta aquí todo correcto, estamos departiendo la mar de bien con La arqueóloga Indiana echándonos unas risas; a tres metros nuestros está Andreotti vigilando a los gossunos y jugando a tirarle la pelota a Taila.
Cabe decir que Taila está obsesionada con la esférica y cuando encuentra una víctima a la cual le parece graciosa, la tía no hace más que ir y venir para estar correteando con la bola en la boca.

En fin, que está Andreotti pelota p'arriba, pelota p'abajo cuando de repente: ¡ZASKA!. Me da en todo el ojo.
Mi acto reflejo es taparme la cara y echarme a reir. Lo gracioso del tema es que al día siguiente he tenido el honor de ser invitado a la fiesta del bodorrio de Aquí para allá contra Amargo y claro, uno espera llevar su mejor jeto al evento y no parecerse al hombre elefante.

Me tiemblan las piernas del pelotazo que me han arreado y veo puntos de colores. La arqueóloga Indiana se ha quedao estupefacta con la puntería de su maromo Andreotti. Y yo me temo que ni con un quintal de hielo, ni con masilla a lo bestia voy a poder mitigar el efecto porrazo. Potter que se había sentado a charlar con no sé quién en un banco, ni se ha enterado.

Cuando consigo abrir el ojo, veo a Andreotti pálido y con cara de acolloni-meng. Le digo que no se preocupe, que no me ha desmontado y que en peores plazas hemos toreado. No me cree y le pide a su mujer un cigarro de lo angustiado que se ha quedado.

Los Lolo's me miran por arriba y por abajo para ver el efecto porrazo y me dicen que se me ve bien. Estupendo: todavía no asusto al miedo.

Recogemos bártulos y nos vamos para casa: pongo la cabeza en el congelador un rato.
Cuando ya no me siento nada de nada, Potter me saca del congelador. Me dice así todo flemático que no doy yuyu y que no me preocupe, la gente tampoco va a ir a verme a mí. Lleva razón, así que me relajo.

Al día siguiente hacemos lo habitual del findesemaneo: el perro, hasta que nos encontramos para cenar con el Sarcastrómetro y el Chicarrón del Norte. Nos vamos al Can Kenji a papear japonés, un restaurante que nos han plantificado cerca de casa, coquetón y bueno.

Nos deleitamos con un pica pica-delicioso y para no cortar la inercia del fin de semana, va y me tiro una copa de vino por encima. El Sarcastrómetro me comenta que no tenemos tiempo de cambios, que seamos prácticos, y que de noche todos los gatos son pardos, así que con dos cojones me voy con el ojo magullado difuminao entre el megacurro de técnica de sfumatto que he tenido que realizar en la sesión de chapa y pintura, y con el sayo hecho un lamparón.

Cuando llegamos, y gracias al efecto del vinacho, paso de todo y es cierto, nadie ha reparado en que el hábito está hecho unos zorros. Me pregunto qué nivel de alcoholímetro ha alcanzado ya el personal.
De Aquí para Allá y Amargo están que se salen de contentos, nos hacen recibimiento como buenos anfitriones y nos dirigen hacia el mundo barra, para que pillemos la misma frecuencia modulada que el resto de asistentes.

Me camuflo entre la peña, de algo me ha de servir el ser bajito y pasar desapercibido.
Se me ha olvidado pedirle a Amargo que me cuente un chiste, es lo que le pido cada vez que nos vemos y es lo que al final nunca nos acabamos contando. Nos descojonamos igual.

Potter y yo entablamos charla con el Expatriado y La senyoreta triatlónica. Nos cuentan que están en plan abstemio porque al día siguiente se van a correr una cursa del copón bendito. Les contamos que estamos en conversaciones con nosotros mismos para decidirnos y entrenar de forma seria y apuntarnos también a cursas varias. El Expatriado y La senyoreta triatlónica ponen cara de poker. Asumimos que no tenemos ningún tipo de credibilidad pitillo en morro y copa en ristre.

El Sarcastrómetro nos avisa de que va a hacer una incursión a la pista de baile y allí que nos vamos. Nos marcamos unos cuantos dancings y le comento al Sarcastrómetro el temita de la cursa: todavía se está riendo ahora.
Nos avisan de que hay sorpresa visual para los contrayentes y salimos a la terraza para ver el espectáculo: un recorrido por la vida de los dos tórtolos.
Como nadie mira ahora, a poco que puedo, me pillo un cubito de la copa y me lo pongo en el ojo para controlar la hinchazón del día anterior.
Entre dancing, copa, canapé e intentona de cursa, se nos ha hecho tarde ya, así que nos despedimos del dueto que son todo carisma y risas.
Decidido, a partir de ahora voy a salir a la calle con casco.

Toppomagullao- lamparoneao y camuflao

viernes, 7 de octubre de 2011

international melaxufla hot spot







Estaba yo por aquí, cotilleando el mundo estadístico éste de las visitillas al melaxufla, y cuál es mi pasmo, cuando veo que tengo visitantes que proceden de Rusia, Ucrania, Indonesia y China.

Sin duda deben haberse equivocao, porque aquí no se escribe ni en cirílico ni con carácteres chinescos.
Bueno, al menos, éso creo yo.
A saber qué coño significa melaxufla en ruso, bahasa o chino. No, quita, quita, mejor no saberlo.
Prefiero mantenerme en la ignorancia, que empieza el fin de semana y no tengo ganas de que me estalle la testa por demasiada ingesta de información.

Pues nada más, por ahora. Buen fin de semana. Y si estás en México, USA, Argentina o Canadá, además de los de aquí: gracias por la visita, thanks for the visit, spasiva, namasté, swaddika, etc...
Espero que os guste, y si no; pas de problemo: me la xufla.

Toppo sin fronteras international hot spot (me parto, me parto)