lunes, 6 de septiembre de 2010

polos opuestos


El pasado sábado me armé de valor y me fui pal gimnasio a hacer spinning.
Se nos presentó una profa, Anastacia (delirios de grandeza con los nombres la peña. ¿No se dan cuenta los progenitores que no estamos en Rusia y que no se va a convertir en una zarina o qué?) En fin, la mendas en cuestión era una caña, no sé qué desayunó, lo que sí sé, es que tenía energía positiva en cantidades industriales y que acabamos la clase con la bici echando humo.

Terminé derrengao, contento y sudao hasta las pestañas. Luego me fui a dorarme al solarium un rato, vuelta y vuelta que se dice y después, pa casa a papear.

En el camino de vuelta a mi kely, me dejé caer por el super, que hacia las tres de la tarde estaba desolao. Pena que da ya de por sí cuando un comercio está vacío; más desespero me dio cuando caí en la cueng de que el hilo musical ameniza a los empleados con Julio Iglesias cantando "un hombre solo".

Entré esperitao, cogí el helado de chocolate que buscaba, pagué y me corté las venas delante de la cajera como protesta. Luego me las estrujé un poco pa dejar mi impronta allí mismo. Dejé un merdé de los guapos y me largué.

Yo que venía de tan buen humor, vitaminao y mineralizao después de la spinning-pizpireta, qué ganas de deprimirse, la madre que los parió.

Toppodesquitao