Resulta que el 50% de las twins me llama hace unos días y me propone que vaya a su empresa a dar una charla sobre comuñicación. Le digo que sí, que me oriente un poco sobre lo que quieren que les cuente y quedamos en fijar fecha.
He estao preparándome el meeting a conciencia y ayer fue el día D.
Quedé con el 50% de las twins un cuarto de hora antes, por aquello de tenello tó bien preparao.
Pido botellita de agua o barrilete de coñac colgando del cuello a lo San Bernardo, que cuando me entra la verborrea, me deshidrato. Me facilitan agua. Mierda, no se fían.
Los asistentes a la reunión van llegando, atisbo caras soñolientas, pa mis adentros me alegro, así, si meto mucho la gamba, tampoco se van a enterar.
Empiezo la charla y parece que les he caído en gracia, voy haciendo la técnica del faro que aprendí en el máster. Mira por dónde, caigo en la cueng, de que algo sí he aprendido.
Me quedo con el jeto de uno que demuestra agobio contumaz, y que entra más de dos veces en su zona de confort. Espero que no sea mi presencia, pero como nunca llueve a gusto de todos, que le den pol saco.
Estoy dando la chapa durante unos cincuenta minutos aproximadameng, pa mi sorpresa, no se han quedao sobaos pasiego encima de la mesa.
Mientras voy terminando, intento hacer memoria de qué me suena la cara del tío agobiao y no caigo, no caigo...
Termino. Ronda de preguntas. Pocas.
Mucha vergüen denoto yo por aquí. El capo da directrices a los pollos pa que hagan lo que tienen que hacer y se levanta la sesión.
Nos quedamos un rato charlandico con el jefe. Despedida y cierre.
Cuando arribo a casa, me viene un flash a la mente y ubico claramente al tío agobiao de la reunión.
Hace unos cuatro años, acudí con la ninja cumpleañera a la boda del 50% de las twins y el individuo en cuestión, estaba sentado en nuestra mesa.
Se pilló un pedo considerable y recuerdo que nos acompañó a la ninja y a mí a casa para cambiarnos el modelito bodorril por el de nocturnidez y alevosía. Y luego nos encontramos again con el resto. Le dijimos que tardábamos cinco minutos en cambiarnos.
Tardamos diez. Como resulta que era un agonías, lo encontramos en el bar de la esquina empinando el coding para no perder comba.
Así que la ninja y yo nos echamos unas cuantas risas a su costa. Básicamente porque acabó con la corbata a modo de diadema entre copichuel, bailoteo y copichuel.
No lo había vuelto a ver desde aquel día.
Me ha quedao la duda de si me recordaba por su pedo bodorril y le dió ataque de retraimiento, o si realmente la perorata que les solté le daba ganas de arrojar.
Por lo que a mí respecta, me comporté como un Toppo adulto: no me cogió ataque de vergüen, no tartamudeé, ni eructé en vivo; guardé la compostura como un buen profesional.
Y al abrir el ordeñata me encuentro un mensaje del 50% de las twins titulado: Olé.
Me he inflao y ahora doblo mi tamaño.
Me ha llenao de regocijo saber que pasar la noche previa sin pegar ojo por los putos nirvis, ha servido de algo.
Toppo orador