viernes, 27 de mayo de 2011

próxima parada: Amsterdam


Este finde me largo a Amsterdam. La ninja de los Países Bajos cumple unos cuañtos tacos, de hecho los cumplió ayer. Y me ha convidado este finde a una partyanimal por los lares de Amsterdam y pallá que me voy.
El clan que se moviliza desde diferentes puntos de la geografía europea, ha estao al borde del colapso nirvi durante tres o cuatro días, por culpa del dichosito volcán de marras que no hace más que escupir guarrerías amenazando el espacio aéreo.
Ni que decir tiene que además del estado de ansiolítico galoposo, teníamos todos el culo prieto- prieto, pendientes de lo que iba a suceder. Un sinviví, vamos.

Parece ser que la cosa está arreglada, que el volcán ha parao de eructar y que vamos a tener la fiesta en paz.

Menos mal, porque hubiera sido la recontrahostia, pillarse el vuelo con una antelación pasmosa -pa la vaguería que me caracteriza-; ir acumulando expectativas y tenerse uno que quedar palplantao sin poder pegarse una fête comme il faut y ver a la ninja en su salsa de queso holandés.


Hace cinco minutos me ha llamao Campanilla toda esberada ella porque va de culo acabando cosas de curro y me comunica que están desalojando la plaza catalunya por la famosa acampadabarcelona.
No podían haber escogido otra hora y otro día los mossos, nope. Nosotros que nos las veíamos tan felices, escogiendo el meeting point aerobusero, resulta que se ha montao guirigai y nos hemos acollonido por si barran el paso.
Así que Peter Punk se ha ofrecido a hacernos de señor coñductor acelere pa depositarnos en la terminal.

Ahora sólo me falta hacerme el petate que va a acabar siendo un petatón. Se coñoce que en Amsterdam el tiempo está como una puta cabra y se pasa de la alegría primaveral al feroz frío de invierno en menos que canta un pollo. Así que hay que ataviarse de diversos fondos de armario para las eventualideces que vayan surgiendo. Me gustaría tener un electrodoméstico casero al uso para poder liofilizarlo o deshidratarlo y así reducir el volumen a la mitad. No me caben los regalos en la maleta. Me los voy a tener que colgar de los orejones. Entre maleta, bolso de mano, abalorios y enseres varios, parezco un árbol de navidez.


Volviendo al tema inclemencias meteorológicas, la última vez que estuve allí, años ha, me traje de recuerdo una neumonía muy cachonda ella. Cruzo los dedos para volver simplemente con una resaca igual de divertida y menos insalubre.


Después de lucha encarnizada con el maletón a rejostión limpio, ya estoy dispuesto a lidiar con tráfico, gestiones aeropuérticas y demás. Tengo el pasaporte y el billete en la boca a puntito de salir por la puerta.

A ver si para cuando vuelva hago acopio energético y puedo narrar aquí los hechos que me van a acontecer.

Toppoinquieto