lunes, 20 de abril de 2009

REVIVAL


Después de unos 20 años aproximadamente y gracias al cotilleo generao por el feisbú, resulta que nos hemos reencontrao un grupo de exalumnos del cole dónde el roedor escribiente fue a estudiar y, sobretodo, a divertirse.

El emplazamiento se dio este pasado viernes en el ensanche de Barcelona, zona para mí y, me atrevería decir que, casi para todos, poco estudiada en lo que a noche barcelonina se refiere. Luego me explico.

Precisa-meng dejándome llevar por una cierta melancolía y ganas de pop, llevo una semanita reecontrándome musical-meng hablando con Michael Jackson y, debo decir, que me insufla un buenrollito funkero-poperil importante.

Tal fue así que me dirigí al garito donde íbamos a encontrarnos tó enchufao a mi ipod y de repente me asalta con su “black or white” y no puedo evitar arrancar con un vigoroso ritmillo entre andarín y saltironet.
De mientras, la gente lo flipa porque ya les doy bastante repelús de por sí, con las orejas altas y los bigotes largotes… no te digo ná cuando empiezo a contonearme a lo Jackson y acabo por cogerme las pelotas y soltando el gritito de turno: heeeeeee heeeeeeeeee!
Lo sé, soy de emoción fácil. Pero no hay para menos. Voy a ver a mis compis y se agolpan en mi pequeño ser unas emociones de la leche.
La noche por supuesto fue divertidísima y atrevería a adjetivarla de rocambolesca y un tanto almodovariana.
Una vez hubimos ingerido algo sólido, como una mejillonada con variedad de salsas, calamares a la romana, pa amb tomàquet y no recuerdo qué leches más. Nos deleitaron con unas bandejas de dulces que ni los banquetes de Asterix. Confusión con las raciones: ESTA BANDEJA DE 5 TARTAS ES PARA UNO???? Pero quién se pensaban que iba a venir, el Yeti?

Tos contentillos ya, nos dirijimos al bareto de al lao del restaurante para continuar dándole a las copichuels y a la sinhueso al mismo ritmo, o sea, sin parar.

Percibimos que una de las compañeras se pone pelín nerviosa porque parece ser que le ha desaparecido el coche.
No damos crédito. No es la grúa. Algún “joputa”.
Parece ser que el “joputa” es su exmarido. Un anormal que no le devolvió las llaves en su momento y al cual se le ha ido la jamba a Pernambuco y la ha dejau allí, la jamba, se entiende.
Momentos de incertidumbre, llamadas a los mossos y obvio malrollo de la propietaria del coche.
Los demás estamos alucinando. No es para menos.

La encargada del garito nos echa muy a su pesar porque ya no tienen ganas de seguir aguantándonos y porque vienen siendo como la 1 y media y dice que ja n’hi ha prou, que la licencia es hasta esa hora.

Como estamos descolocaus porque parece ser que nadie sale por esa zona, nos mandan a un tal Faristol a que sigamos ingiriendo espirituosos.
Así lo hacemos y cuando llegamos, ahí no había ni Blas. Da igual, llevamos la fiesta puesta. Copazo y nos vuelven a echar. Esta vez son las 3 y pico. Otra licencia que se acaba y entonces nos endiñan en un bar que más que bar es un Putiferio.
Nos avisan de que allí podremos charlar y beber por igual hasta las 6 y que el único detallito así sin importancia, es que hay unas titis que salen a hacer streaptease.
Nos miramos, nos descojonamos, no hay tabúes así que nos dirigimos hacia allí.
En la puerta, nos detenemos y decimos: Hola venimos a tomar algo. Somos gente normal.
El de la puerta nos mira, cinco segundos sin respirar y suelta una carcajada de ésas que te vienen con ganas.
Endetotá: entramos y nos quedamos.
Creo que aquí la mitad de la afición ya había ido retirándose hacia sus moradas. O sea, que fue quedando lo mejor de cada casa.
Continuamos rememorando viejos tiempos, alguna incursión en la pista entre churri destetada y churri destetada.
Si lo llegamos a saber nos traemos todos el tanga de leopardo porque el nivel deja mucho que desear y aunque han pasau 20 años estamos todos ASTUPENDUS.

Fíjate tú, con la teoría de la relatividez del tiempo, se nos ha pasau la noche como un suspiro. Y nos volvemos a encontrar otra vez en la calle. Ahora ya sólo somos 5.
El resto se han batido en retirada.
Entre risas y agotamiento el roedor que escribe decide largarse. Creo que he superao el límite de capacidad cúbica de mi organismo, así que será mejor ponerme el sello y meterme en el sobre.

Preguntas de la noche sin resolver: ¿Qué ha sido de la profa cabrona de física y química que nos tenía a tós amargaos? Si vive, se ha convertido en Matusalén.
¿Qué habrá pasau con el coche de nuestra colega? Al día siguiente nos enteramos que el pirao ése, lo quemó. Seguimos alucinando.

Cuando consigo despertarme el feisbú es una explosión de alegría, cariño y piropos.
Lo mejor de todo es que ésta sólo ha sido la primera.
Ergo y resumiendo: chachi. Semos geniales.