miércoles, 26 de agosto de 2009

la insoportable pesadez de ser un tubérculo


Amanezco con el cuerpo acartonao. Y digo amanezco porque aquí nos movemos con la luz del día. Sigo sin saber ni qué hora es, ni como me llamo porque entre hechopolvez, adormilamiento y guarrería se me ha acumulao demasiado peso en el cerebro y las neuronas circulan con dificultez.
Desayuno con más hidratos de carbono, perros, gatos, cerdos y niños.
Higiene personal a lo gato. Encasquetamiento de mochila y continuamos para bingo.

El día de hoy se presenta apretadito, cruzamos más jungla para ir a petar a una cascada no sin antes dejarnos piernas, brazos y medio jeto enganchifao en las ramas que se nos cruzan de por medio. Tarea que me dificulta el proceso de abrir los ojos, así que sigo pareciendo Mr. Magoo con la hinchazón que me caracteriza. Hoy tampoco voy a chupar cámara.

Mofeta ha decidido que le den por saco al Ramadán, y también se ha agenciao un par de chavalotes que nos van a hacer de porteadores venidos a Mcgiver.
Tras unas cuatro horitas de visitilla junglil, llega la hora de comer y se las apañan para hervir arroz en una caña de bambú, y de paso fabricar unos vasos y cubertería. Estoy por pedirles que me preparen el ajuar.

La comida está muy buena, lástima que seguimos con restricciones intestinales, aunque pensándolo bien y a juzgar por las facilidades de servicios higiénicos casi prefiero convertirme en un zeppelin y volver flotando a Barcelona.

Reanudamos la marcha y al cabo de dos horitas llegamos a una aldea para coger un poquito de aire. Aquí el mofeta nos plantea dos opciones: ruta corta que será una hora y mierda o ruta larga más bonita pero heavy que serán 3 horas aproximadamente.

A Potter y a Linus les va el rollo duro y yo como soy idiota, apoyo la moción.
Y sí, soy idiota, porque mis pies están en proceso de chamusque, resulta que de la noche a la mañana, el calzado que llevo ha encogido un número y tengo los pinreles que se asemejan a las zarpicas de un aguilucho.
Seguramente estoy de penitencia pero no recuerdo por qué coño.

Me convierto en el paquete del grupo, más si cabe, cosa que hace las delicias de mis compañeros.

Finalmente amerizamos en la cascada y podemos bañarnos y yo amputarme los pies para ponerlos dentro de la mochila.
Digamos que mi pericia por la jungla ha hecho que el grupo se retrasara un huevo en llegar; para cuando nos hemos secao y adecentao se nos ha hecho de noche y hemos de plantificarnos el faro frontal para poder discernir algo por la jungla.
Como he guardao mis pies en la mochila, ando con las manos, con lo cual voy amorrao al suelo y es un martirio porque tengo que ir esquivando maleza, raíces y nidos de animales que no me atrevo a identificar.
Negra noche, boca de lobo, llegamos por fin a la aldea en cuestión. Estoy pletórico de felicidez. Repetimos fórmula de la noche anterior con bengalas, cigarrillos, caramelos y galletas.
Linus se ha vuelto a quitar los ojos para pasmo de la parroquia.
Volvemos a la ingesta de arroz. Sin comentarios.
Linus que lleva viajando por Indonesia mucho más tiempo que nosotros, evoca los platos de su ama, ahí en Donosti. Acabamos llorando los tres y cantando Maitechu mía.

Los niños también cantan, Tailah les hace organizar como un coro y empiezan a gorgotear. Parece que la canción es para mondarse así que batimos palmas y nos zarandeamos un ratillo.
Y a mí me coge ataque de morriña catalana y les canto el "julivert meu". No entienden nada pero se han partido el culo de la risa. Algo es algo.

Esta vez sí dormimos en la casa comunal, en el suelo, por supuesto.
Como resultado del apaleamiento del día perdemos el coñocimiento en un plis.

Antes de irme a dormir, me remiendo los pies con un costurero de viaje que siempre llevo conmigo.
Aunque he sido un petardo de excursionista, me embarga la emoción, he terminao la ruta igual que los demás y mañana sólo nos queda volver hacia la civilización por el río.

Toppopatatoide