martes, 20 de abril de 2010

mímesis


Ayer tuvimos reunión con el grupo del máster con el que voy a hacer el proyecto. Y como invitao educao que soy, se me ocurrió llevar unas birras y unas bolsas de cocktail de frutos secos (pipas, quicos, etc) a casa de Mrs. Journalist o Rebecca, tanto monta.
Empezamos con buen pie, dícese del derecho. Nos pusimos de acuerdo a la primera de cambio y estuvimos departiendo de lo divino y lo humano.
Nuestro meeting, qué profesional que suena, se alargó unas dos horitas y mierda, durante las cuales no paré de llevarme al gaznate pipas, quicos, cacahuetes y demás. Creo que fue por mimetización. Me explico: Rebecca tiene en casa un conejillo de indias, tímido a rabiar, al cual le gustan este tipo de manjares, llenarse los carrillos como despensa e ir deglutiendo uno a uno, pelando las pipas con las patitas, etc. Fui a verlo un par de veces y ... yo, como roedor que soy, me sentí identificao y en un momento de visita al excusado, me descubrí ingiriendo un quico que me había almacenao en la parte superior derecha del moflete. No vamos bien.
Después de consensuar. Nos largamos cada uno a su kely y debo decir que agradecí el paseíllo que me pegué hasta llegar a casa, porque la deglución de los frutos secos me ha dado una pesadez de estómago que me atrevería a adjetivarla de antológica. Tanto es así que no he podido pegar ojo en toda la noche. Fue una ingesta masiva de cocktail de frutos secos, me consta. Y he pagao las consecuencias con creces. Menudo inicio de semana que llevo, después de haber tenido calçotada el domingo, tengo el intestino grueso que está a punto de largarse de vacaciones y dejarme de lo más tirao.
toppoalmaxporfavor

cambio climático



El viernes sí que se me hizo un suplicio personarme en clase. Desde el jueves, que tenía la sensación de que me acechaba la gripe, y estaba en lo cierto. Se me agarró cual Koala, y la tuve así puesta de mochililla. A poco que me despistaba, me pegaba un collejote que me hacía desvariar (más de lo habitual,se entiende).
La cuestión es que estaba yo deliberando conmigo mismo si debiera ir a clase porque no me aguantaba las llufas, oyes. Además tenía la sensación ésa de cambio climático corporal ahora-frío ahora-calor con el inevitable despimporre de ropa. Ora me la quito, ora me la pongo. Y junto con el virus de la gripe, había venido de comparsa también un resfriao cachondo que me hacía cuscurrilas en la garganta y en la nariz, la estampa era de espanto.
Decidí ir a clase de todos modos, por eso de ser solidario y enganchifar mis miasmas a cuantos más, mejor. Duré una hora y diez. La señora que daba la clase tenía la habilidad de dormir a las piedras que, junto con un antihistamínico y un frenadol es el mejor remedio para perder el mundo de vista en un tris. Suscribirá lo que estoy contando Mrs. Journalist o Rebecca, que tuvo menos aguante que yo y se largó a los veinte minutos de clase.
Así que entre moco, estornudo, colleja y viaje astral, me largué a mi choza.
Cuál fue mi sorpresa y descollono, cuando al llegar a casa, me coñecto al fesibú y veo que Cinema-addict ha colgao en su estado: "Me aburro en clase, y mucho". Es lo que tiene la tecñología puta y el web 2.0: lo compartes todo en directo.
Me estuve arrastrando un rato por casa hasta que me empiltré y obviamente al día siguiente no tuve ni huevos, ni fuerzas para levantarme e ir a clase. Me quedé en el sobre planchando orejilla y cultivando virus. Potter tuvo que venir a darme un mamporrillo para despertarme. Me zafé de mocos y virus con una ducha y estuve pululando por casa intentando empaparme del material informativo que tenemos para preparar el proyecto del máster of the universe.
Al cabo de unos días me he enterado que en la pausa de la profesora dormidina se largó bastante parroquia. Lost in translation comentaba ayer que nunca había bebido tanta agua, ni comido tantos chicles para mantenerse despierta en una clase. Yo le he aconsejao que le pase la factura del dentista a la profa, alegando daños colaterales por atender.
Les voy a dar una medallita a los compis de la resistencia, creo que se lo merecen.

O quizás debiera hacerme con un alijo de anfetas a repartir en la audiencia, por lo que pueda pasar en clases venideras.
Toppopasante