lunes, 9 de agosto de 2010

me falta ilumiñación



Llegamos al riad pa dejar bartulicos, pegarnos una ducha y empezar a perdernos por las calles de la medina de Essaouira.
A los dos nanosegundos de haberse uno espachurrao en la cama para tener unos minutillos de descanso, llama a la puerta La Niña de los Dedales para cotillear nuestra chambre y nos dice que a ellos y a Campa Punk y Peternilla les han endosao lo que viene siendo un zulito.

Antes de enmerdarse en desfacimiento de mochilote, bajamos a ver al monsieur le recepcionist pa decirle, sil vous plait, si pueden cambiar de chambre que no hay fenetre. Aclaración: mademoiselle, sí tienen fenetre, lo que pasa es que no dan al exterior, dan al interior del riad, o lo que es lo mismo: la ventilación te la pintas al óleo y casi viene asegurada asfixia por concentración de dióxido de carbono al cuadrado.

Le pedimos que mañana les den un par de habitaciones mejores porque Peter Punk no lleva nada bien el dormir en un horno. Le recepcionist nos comenta que por la noche refrejca, que no se preocupe y que mañana intentará buscar une autre chambre.

Essaouira es un pueblecillo costero de la parte atlántica que rezuma buen rollo y edad media dentro de la fortificación. Fuera de la medina se ensuma más a pejcao, gaviota y salitre.

Una vez nos hemos dao un garbeing, decidimos ir a cenar a los puestecillos de pejcao al laíto del puerto. En este país el mundo iluminación se lleva francamente mal. Me estoy dejando las dioptrías para leer cualquier asomo de carta o menú al uso. Deberíamos haber traído el faro frontal para poder distinguir un pelín las viandas.
Cenamos pejcao frejco-frejco y nos ponen amanida de acompaña-meng. Estoy en plan temerario, me pongo el mundo por montera y decido comer la amanida, con todas las consecuencias. Y todo deprisa-deprisa que nos chapan el garito.

Definitiva-meng hemos de revisar el mundo horarios porque esto de llegar derrapando a toas partes, no nos va muy bien.

Nos hemos informao y parece ser que en este pueblecillo, turístico a más no poder, sí hay posibilidez de meterse un copazo entre pecho y espalda, y ahí vamos.

Llegamos al bar en cuestión y nos sentamos en la terracita; apetece la brisilla que corretea por el lugar.
El dj nos ameniza con un recull de baladas del siglo XX que nos hace vomitar primero y dormitar sobremanera después.
Aproximadamente durante la hora que esperamos a que traigan las bebidas y un poco de hielo, se nos han pasao las ganas de todo, incluso del bebercio, se comprende que han ido a buscar el hielo a Alaska y no tienen línea directa de metro para llegar hasta allí.

Cuando ya hemos dado unos cuantos cabezazos, nos traen las bebidas. Los más avezados al sector vitivinícola constatan que la producción de vino local es una puta mierda y que hay que pasarse al rollo duro.

Como ya nos ha entrao la zozobra sueñil entre espera y tortura musical, decidimos buscar la experiencia alcóholica al día siguiente y largarnos a soballa.

Me planto en el sobre con ganas de lectura y me doy cueng que tengo los ojos pegaus a la página. Ya estamos en las mismas, escasez de luz. Quiero ser el toppobiónico, no lo consigo y me encasqueto el frontal para leer dos páginas y para que se me caigan los ojos rodando de sueño. Menudo mierda de intelectual estoy hecho.

A ver cómo amanezco mañana: a mí el mundo ensalada y copichuel me han dejao la mosca cojonera detrás de la orejota y la luz cegato tipo topo.

Toppoquejicoso

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