miércoles, 20 de octubre de 2010

la fama que me precede


Tengo la inmensa satisfacción de que nos venga a limpiar la guarida nuestra estimada Dietrich. Un encanto de mujer. Ordená, pulida y rápida como un puto rayo. Estoy verdaderamente encantao con ella.

Si no fuera porque el otro día, todo solícito yo, le dejo la nota de rigor que rezaba: "Muy buenas, te dejo la pasta, bla,bla,bla y firmo con postdata: ¡¡Hemos terminado el baño!!!"

No nos vemos nunca, porque a ella le gusta que no estemos dando por culo en casa, así que se viene por la mañana y aquí no encuentra ni a Blas.

Cual fue mi sorpresa, cuando al volver por la noche, recojo la nota que le había dejado y me contesta: "Gracias. Potter, ¡te ha quedado genial!"

Se me cayeron los huefs al suelo y se me quedaron los orejones gachos.
Menuda reputación de mierda que tengo. Pero si la Dietrich no me ha visto nunca en acción, igual es por eso.
Se debe notar a mil leguas que soy vago, patoso y con maña tendente a cero, pero después del patimiento pasado para dejar el baño como los putos chorritos del oro, me ha entrao pesadumbrez galopante.

Y esto me tenía que pasar a mí, que estoy al mando de la logística de la choza.

Así que he decidido que voy a dejar toda la ropa de la casa hecha un higo, zapateao mediante encima, para que le salgan agujetas de planchar. Y también voy a esconder el cubo, la fregona, el limpiacristales y lo que sea menester, y va a tener que limpiarlo todo con la lengua.
Después le dejaré una misiva que dirá: ¡Te ha quedao genial!

Cuando cayó la nota en manos del Potter, la risotada que soltó todavía me taladra las sienes.


A partir de ahora me comportaré como un pirata - rastrero, así al menos seré coherente con la fama que me precede.

Me cago en la leche. No gano pa disgustos.

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