miércoles, 5 de enero de 2011

el chino invisible




Estas navideces nuestros coleguitas se han pegau una evasión en masa y hasta la noche de reyes práctica-meng no hemos podido mantener contacto analógico con nadie. M'encantalafesta y l'Amantdelteatre nos propusieron para la noche de reyes, por aquello de descojonarse un rato, hacer el chino invisible (amigo invisible revisited) que responde a la máxima: horterada como puedas por micropresupuesto de 3 a 4 jiros.

Yo, que últimamente estoy tecñológico total, me entero que existe un programilla en línea para hacer las combinaciones pertinentes y que cada zurriburri se entere de quién le toca a quién.

Tarde de relles, olles. Nos toca ir a hacer incursión a la tienda de chinos del barrio porque obviamente, con la planificación que nos caracteriza: todo lo hacemos a última hora.
La tienda de chinos está abarrotá, cosa que nos dificulta sobremanera la búsqueda de "lo + hortera 2011".
Entramos en plan competi, Potter cubre el pasillo de la derecha, yo me lanzo a por el pasillo central y Sed de Vicious no para de llamar al móvil para saber qué compra, dónde compra y pormenores del chino invisible.
Otro que no me lee en los emilius informativos que mando. Alegría pal cuerpo el saberse ignorado.

Le informo y le digo que dé por culo lo justito que estoy en plan fase REM de concentración horteril y eso requiere de toda mi energía.

Cuelga y al cabo de 3 segundicos vuelve a llamar. Me pregunta si estamos en el barrio y me informa que él sí que está en el nuestro. Se quiere autoconvidar a casa pero entre risas de él y balbuceos de fondo de los chinos que tiene a su alrededor, me lía. Le digo que se entretenga un rato más mirando collonades y que se pase por casa luego y que si le asalta un mar de dudas, que llame al Potter que para eso es amigo suyo. Coño ya.

He dao dos vueltas a la primera tienda de chinos, he encontrao un escurre estropajos con forma de teta de vaca que sigue a la perfección el briefing que me han dado, pero no estoy satisfecho del todo, mi regalo es para l'Amantdelteatre y, aunque el detallito es un adefesio no lo considero prou acorde a mi regalada, así que dubido y no lo cojo.

Potter está megaempanao (resultado de haberse levantao a las 5.45 de la madrugué, por curro), no da crédito de la cantidez de cosas que venden en el chino.
Por un momento ha perdido el objetivo de la visita y se ha quedao ensimismao en la sección menaje. Agarro un matamoscas y le doy un plas en la calvorotash (un plash pequeño). Le salen pajarillos de la calva y me dice que no, que quiere buscar otro chino más casposo.
Me ha salido exigente, el pavo. Nos vamos al siguiente.

Encontramos territorio casposil. Me doy unos cuantos rulos por los pasillos que están a reventar del género más variopinto. Llego a la sección ropa interior. Lo flipo. Me lo pienso. Me voy.

Sección menaje: nasti. Sección plásticos: nasti. Vuelvo a sección lencería: me decido, lo cojo. Me decanto por un tanga de color rojo pasión con la particularidez de llevar un agujero ribeteado de su blondita a juego en la parte delantera central. Coste €= 0,75. Chachi, me queda presupuestazo para el envoltorio. Lo encuentro. El monedero ideal: es rojo y brilla. Shiny-disco-monedero. Collonuti.


Potter ha dao con otro de los regalos kitsch: una revisión del gato chino, esta vez es un Buda dorado enmarcao por una cúpula de plástico, el Buda mueve la cabeza cuando le da la luz, no mueve las manos porque las lleva enganchás a las rodillas (postura meditación).
Ya tenemos los obsequios, pagamos y nos damos el piro. A todo esto, Seddevicious ha llamao cuatro veces más. He puesto el móvil en modo MUTE pa no descentrarme y santas pascuas.
Cuando ya estamos servidos, enristramos para casa, se presenta Seddevicious pa tomar una birrica y echar la charla.
Potter y Seddevicious entran en una dialéctica sobre los reproductores de música portátiles que roza lo surrealista.

Con la excusa del noséquécoñoponerme, me largo a mi cuarto y los dejó ahí enzarzaos.
Llegamos al lugar de la cena, esta vez nos adentramos en Sants; M'encantalafesta y l'Amantdelteatre nos emplazan en una bodega anomenada Celler del nou Priorat en donde nos ponemos hasta arriba de un montonazo de tapas que están de la muerte. M'encantalafesta se ha adueñao de la carta de vinos y decide regarlo todo con un Remelluri que nos pone a todos mirando a Pamplona.

Terminamos la cena y la segunda botellica de vino y los instigadores restaurantiles informan que ahí también hacen muy buenos los juanantonios, mira tú por dónde.

Así que no queda otra que después de los postres, hacer una ronda. Lo pedimos con pepino descojonaos por el chiste que encontré en twitter y que cito a continuación:
-Un gintonic, por favor.
-Le pongo pepino, caballero?
-Desde el primer día que la vi, señorita. Lamento que se me note tanto.

En fin, que entre las risas decidimos que ya es hora de darnos el chino invisible.

Primera víctima: Potter. Le toca un blister de complementos de gitana que ni pintao. Se nos plantea un dilema porque no sabemos cómo cojones engancharle la peineta a la calvorota. Los pendientes son el complemento ideal. Le da un punto cañí que dulcifica sus rasgos.
Segunda víctima: M'encantalafesta. Su regalo es un barril que va tirado de un perro. Todo de plástico. En el barril le puedes poner algo, aunque viene vacío. Esto ha sido Seddevicious, no me debió entender bien cuando le di las instrucciones o también podría o pudiera darse el caso que su cabezota no sepa el significado de hortera en toda su extensión.
Víctima tres: L'Amantdelteatre. Abre el paquetito y su cara es primero un interrogante. No le ve el punto al monederín. Se le dan indicaciones y se ha quedao entusiasmá. Plantea si es uno de los más horteras que ha recibido nunca, cosa que me llena de orgullo.
Víctima cuatro: Seddevicious. Abre el Buda solar. Empiezan a jugar con las luces de la bodega para ver si acelera mucho la cabeza o no.
Víctima cinco: Yo. Mi paquete es el más grande. (esta frase escrita todavía suena mejor que en mi pensa-meng) lo abro y alucino. Es una motosierra con sus gafas a conjunto de lo más molón. Intento coger el rol de la matanza de Texas, pero sigo sin tener credibilidez. Se lo paso al Potter y me doy cueng que puedo estar conviviendo con un sisino en serie. Me da que pensar entre lingotazo y lingotazo.

M'encantalafesta ha decidido que quiere una instantánea con todos los regalos. Se casca en la cabeza la peineta y el tanga, se cuelga los abalorios (pendientes y collar de bolas)agarra la motosierra en una mano y en la otra el monederín.

Para cuando queremos darnos cuenta con la algarabía que hemos montao, ha venido la mesonera a preguntarnos que qué tal la cena y al segundo se ha sentao con nosotros endescojoná con el tanga y la motosierra, que se lleva prestamente como arma amenazante a la cocina, por si se declaran en huelga de cuchillos caídos.

Pagamos y nos vamos. Con la alegría del momento y en un arranque de inoperancia mental, nos dirigimos a otro bar a por otro juanantonio. El único listo aquí ha sido Potter, que se pide una tónica.

Los demás cantamos la conga y todos los villancicos con los regalicos puestos hasta que nos echan del bar. Al salir, llueve y nos vamos por patas en busca del taxi perdido.

Me largo a la cama la mar de contento: la parroquia me ha nombrao el chino invisible más hortera.

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