viernes, 11 de febrero de 2011

la cruda realidez


Ayer por la tarde BricoPotter tuvo un arranque de los suyos y después de unos cuantos meses volvió a la carga con el taladro y de una tacá, va y me instala una ristra de luces encima del espejo que es la pera.

Digamos que el baño ha cogido otro talante y de tanta ilumiñación que nos gastamos, verse reflejao en el espejo se ha convertido en el horror.
La cosa tiene guasa.

Uno jamás es lo suficientemente consciente del yuyito que da de cerca e iluminao propiamente. Me he descubierto una cantidez de cosas en el jeto - que antes ni siquiera las presentía- que hace tremolar al mejor maquillador del mundo.
Hasta ahora me maqueaba por intuición y el resultado se me ha revelado a todas luces (y nunca mejor dicho) descorazonador.

Esta mañana, después de sueño reparador aunque con el cerebro todavía apagao, me he levantao y al llegar al lavabo me he pegau un susto al verme que me he tenido que asistir yo mismamente de urgencia para masaje cardíaco.
Hasta la perra me gruñe en cuanto enciendo la luz. No vamos bien.

Hay que intervenir de forma perentoria pa subsanar estado estético de la cuestión y dejar de ser complicao de  mirar.

Toppo en busca de milagros