miércoles, 13 de abril de 2011

compras indispensables



Hace un par de días me dejé caer por el super para agenciarme los impresicindibles que toda casa debería tener, a saber: 5 barras de chocolate para aquello de ir tirando y evitar quedarse sin existencias- cuando sucede me genera un estado de mala hostia lamentable- y el clásico papel del excusado- por razones más que obvias.

En cuanto al chocolate, lo tuve claro, arrambé con el que nos gusta y yastá.
Cuando me ubico en el lineal del papel pal culo, veo que hay un ofertón de 18 +15 rollos, así que ni corto, ni perezoso, me pillo el paquetón. Hace más bulto que yo, así que tengo que cogerlo con ambas manos y me tapa la visión, con lo cual me voy tropezando por los pasillos y me cargo el lineal de pasta deshidratada (menos mal que no hay botes de cristal). Como no me ve nadie, o yo no veo a nadie, me largo, dejando el desaguisao en el suelo. Lo sé, soy lo peor, en mi defensa diré que fueron sólo cuatro paquetillos y que tenía mucha prisa (je, je).

Cuando salgo, me coge ataque de risa pensando lo que se imaginará la peña cuando me vea por la calle carreteando con un alijo de  rollos de papel pal culo. Paso de la risa a la vergüen y otra vez al máximo escollono, y al mismo ritmo me pongo colorao y vuelvo a mi color paliduzco habitual; parezco un camaleón, coño.
Me ven, me miran, levantan la ceja con desaprobación y/o asombro y luego: carcajote. Me sobreviene otra vez la vergüen, me cago en todo. Me cago en todo de forma figurada, que uno es pulido y educao, no fotem.

Cuando arribo a casa, no le comento nada al Potter del bochorno callejil, y maquino que la próxima vez lo mandaré a él a por los susodichos enseres, y yo me esconderé por la calle para escojonarme como los demás.


Toppomaquiavelo